Valentina, la valiente niña que se arriesga a bordear un precipicio entre Colombia y Ecuador para cumplir su sueño de estudiar (FOTOS)

Valentina es una niña colombiana de 9 años que hace honor a su nombre todos los días, al llenarse de valentía para atravesar un peligroso precipicio en una de las "trochas" sobre el río Carchi para ir desde Tulcán, en la frontera de Ecuador, a la casa de su tía en Ipiales, Colombia, donde puede cumplir su sueño de estudiar porque allá cuenta con internet.

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Para llegar a la casa de su tía en Ipiales, la niña y su mamá caminan 1,5 kilómetros. Foto: EFE/ Xavier Montalvo

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Acompañada por su mamá, Valentina Arellano deja su humilde casa ubicada junto a una antigua sede de la Policía de Aduana, hoy en desuso. Su arriesgada rutina se inicia a las 6:00, cuando demuestra su valor al atravesar el desfiladero que separa los dos países.

Es un trayecto de 1,5 kilómetros que realiza con mucho entusiasmo, porque su tía tiene ordenador e internet, algo que no se puede permitir su familia. Ya en el lado colombiano, la niña circunvala el paso fronterizo dejando atrás el Puente Internacional de Rumichaca, para llegar a una empinada quebrada que la deja sin aliento.

"Me gustan las matemáticas", explica a EFE la escolar, consciente del peligro que corre. “Cuando llueve sí, es muy resbaloso y me sabe dar miedo porque puedo caer a la peña", reconoce. La niña muestra con orgullo varias menciones de honor que ha recibido de la escuela Tomás Arturo Sánchez, en el vecino municipio colombiano de Ipiales, donde está registrada. En tiempos normales, le llevaría unos 10 minutos llegar a su escuela en autobús, pero no en pandemia.

En casa de su tía en la frontera colombiana, Valentina puede recibir clases virtuales porque dispone de ordenador e internet. Foto: EFE/ Xavier Montalvo

El de Valentina no es el único caso de niños o maestros en Ecuador que se han visto obligados a buscarse la manera de seguir en la escuela. Pero sí uno de los más extremos conocidos.  Valentina quiere ser policía y solo pide a los niños, "que valoren sus estudios" porque, "ellos pueden hacerlos en la casa, yo tengo que alejarme de mi familia". A última hora de la tarde ambas abandonan el hogar de la tía, atraviesan entre varios camiones de mercancías en el cruce oficial, bajan y suben el precipicio para llegar sanas y salvas a casa, toda una larga e intrépida jornada escolar. (I)