Personajes de ultratumba rondan el Parque Histórico, al pie del río Guayas
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Ecuador

Personajes de ultratumba rondan el Parque Histórico como parte de un proyecto que revive las leyendas urbanas para que aterroricen al pie del río Guayas

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Guayaquil / Prisilla Jácome Son las 19:15 de un miércoles de Semana Santa. Es una noche carente de lluvia, pero abundante en humedad porteña. No hay nada de sagrado en el ambiente a pesar de ser días ‘santos’. Todo lo contrario. La oscuridad se ha adueñado de casi todo el sitio, mientras el sonido es […]

Asustar a los presentes, al igual que entretenerlos y enseñarles de la cultura local, es la misión de los organizadores. Foto: José Beltrán
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Guayaquil / Prisilla Jácome

Son las 19:15 de un miércoles de Semana Santa. Es una noche carente de lluvia, pero abundante en humedad porteña. No hay nada de sagrado en el ambiente a pesar de ser días ‘santos’. Todo lo contrario. La oscuridad se ha adueñado de casi todo el sitio, mientras el sonido es dominado por una variedad coral de animales invernales. Grillos, ranas y libélulas hacen de coro perfecto para una jornada lúgubre, una que está por vivirse en el Parque Histórico, en el cantón Samborondón.

Sin más minutos de retraso, un recorrido de Leyendas Encantadas empieza. Como vomitada por las tinieblas, Cristel Barzola sale de uno de los pasillos del atractivo. Su voz, firme y con tinte de advertencia, capta la atención de las personas que están desperdigadas a la luz de dos faroles en la zona de Vida Silvestre. Tras reunirlos, la guía da la bienvenida a la función que tiene a La Llorona como protagonista.

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Ella inicia con advertencias. Dice que no se puede grabar, tomar fotografías y tampoco separarse del grupo de 15 personas que significa casa llena esa noche. “Todo puede ser contraproducente para nosotros más adelante. Es importante guardar la calma y todos los celulares a partir de ahora. Estamos en las tinieblas, en medio del bosque. Hay animales sueltos, así que vamos juntos hasta el final”, avisa con solidez mientras reparte pequeños candelabros a algunos participantes para que, como ella, abran camino en la noche cerrada.

Los asistentes del recorrido nocturno se involucran en las actividades lideradas por los guías Parque Histórico. Foto: José Beltrán

Barzola comienza a caminar por el parque y con ella se inicia una peregrinación inconsciente, desvestida de creencias y guiada por la curiosidad nocturna. Los presentes escuchan atentos lo que reseña la guía sobre las tradiciones y costumbres orales mientras vívidos sonidos de búhos y lechuzas interrumpen su relato. Todos desconocen si estas especies están en el área, pero lo asumen. Se dejan llevar por lo escuchado. En el camino, que lleva indudablemente hacia la capilla del parque, también suenan campanadas de iglesia que dan pauta también al relato.

“A propósito de campanadas, en siglos pasados esto denotaba una ceremonia fúnebre. Hacer sonar las campanas significaba que alguien importante había fallecido en la ciudad. Estos campanazos provocaban temor reverencial y sucedían en las tardes y entrando la noche. Todos sabíamos que alguien importante había fallecido con un tocar de campanas que era cancelado a un gran valor y solo lo hacían personas de gran abolengo”, dice la guía, pero su explicación se corta abruptamente con un grito masculino de ultratumba. “Lárguense, lárguenseeeee”, repite sin cansancio un espectro invisible entre las plantas, que toma por sorpresa al grupo. “Tranquilos, no se detengan. Ustedes avancen juntos”, dice en tono conciliador la mujer. Aunque los bramidos irritados provocaron risas, también hicieron que más de uno pasara el brazo por su pareja.

Relatos sombríos

El recorrido avanza entre más datos informativos, sustos eventuales y personajes que entran en escena desde distintos costados sin que sean anticipados por nadie. La jornada es como vivir de primera mano un constante ‘flashback’ a la historia local costeña, en el que se reproducen escenas salidas de antaño y en la que la narración hace que los participantes se involucren constante y activamente. Como ante el llanto inesperado y desconsolado de bebés que advierte el abandono de recién nacidos en diversos vagones del parque. La guía los reconoce, los auxilia y los reparte entre el público al tiempo que apela al instinto maternal para que los cuiden hasta el final.

El grupo avanza a ritmo parsimonioso recorriendo las instalaciones del sitio que también son incluidas en las explicaciones. Siempre desde el lado más sombrío de su historia, como en el caso de Hospicio Corazón de Jesús. “Esta es una antigua edificación de madera que data de finales del siglo XIX y estuvo ubicada en la ciudad de al frente hasta el año 1982 en la famosa y conocida calle de las lágrimas, que fue llamada así porque estaba en un complejo de sufrimiento donde estaba el hospicio, la cárcel municipal, el cementerio general y el Hospital Luis Vernaza”, indica la guía haciendo que todos dirijan la mirada al complejo, sin poder prevenir a un ente que sorprende abruptamente y con saña.

Los personajes misteriosos, que se pasean entre el público, son interpretados por los guías del atractivo. Foto: José Beltrán

“Ustedes no saben en lo que se han metido, sinceramente. Yo tuve que escaparme del hospicio porque no podía más. Yo era el abuelo Papo, pero ahora ya soy el fantasma del abuelo Papo. Yo no sé si ustedes van a tener fuerzas para seguir porque lo que les espera, para qué les cuento…”, dice la voz envejecida y aguda que proviene de un ser encorvado que apenas sobresale de una túnica negra.

La advertencia es atinada. Lo que sigue del tramo es una escalada al clímax de la noche que se inicia en la plataforma maderada que dirige al muelle. Aquí, otra narradora toma la voz de mando. Amalia Álava se hace cargo del grupo y les advierte que de ahí en adelante lo que van a experimentar es una de las leyendas más populares y aterradoras del país. “Prepárense para escuchar este relato de terror y misterio, pero antes les voy a pedir que se coloquen estos rosarios para sentirnos un poco protegidos porque no sabemos qué alma estará deambulando y nos debemos proteger de lo que esté penando en este lugar”, dice la joven al tiempo que los reparte. Con los rosarios pendiendo de sus cuellos, los visitantes inician la ruta tablada donde escuchan la historia.

La Llorona en el muelle

Al aire libre, la oscuridad gana más terreno y la corriente, aunque calma, no hace más que acrecentar las expectativas que trae consigo el relato. Todos saben cómo termina la leyenda y la reacción ante la aproximación del final de la historia es variada. “Cuando la llorona murió, su castigo por el asesinato y desmembramiento de su bebé fue que su alma vagara eternamente por toda la ciudad hasta encontrar todas las partes del cuerpo de su hijo. Se dice que ya encontró todo, menos el dedo meñique, por eso sigue penando por las aguas de este río”, expresa Álava y como si fuera un baile coordinado, una mujer de blanco, tal como lo describió en el camino, sube lentamente desde la parte baja del muelle provocando desesperación ‘in crescendo’.

Unos se dispersan, otros gritan y algunos se mantienen quietos esperando la reacción del ente salido del cuento. “Aquí lo dejé, aquí lo maté, aquí lo he de hallar”, grita desquiciada y melancólica La Llorona entre el público. “Mantengan la calma, solo denle lo que les está pidiendo”, indica la guía, pero nadie quiere dar a los niños encargados. No quieren que pase lo mismo de la historia. Por eso Claudia Sensi, una de las asignadas a los recién nacidos de plástico, se niega y comienza a dar de carterazos al ente. “Solo denle lo que quiere para que descanse en paz”, repite la mujer. A fuerza, el espectro se hace con su hijo y se retira del tablado, dejando a todos atónitos, impresionados y emocionados.

Correr, gritar e incluso pelear por el supuesto bebé de La Llorona son algunas de las reacciones del público. Foto: José Beltrán

Los aplausos, las reacciones y las expresiones finales es todo a lo que apunta la Dirección de Turismo del Municipio de Samborondón. Por ello han trabajado semanas en un libreto, en producción y en prácticas actorales básicas con todos los guías del parque. Porque quieren que el proyecto sea conocido por el esfuerzo, por la gestión y por ser una nueva opción cultural en una noche de miércoles, en citas en donde además de asustar y entretener al público, se rescate la identidad campesina, la oralidad popular y el folclor nacional. Para que la memoria colectiva sea como el parque, histórica. (I)

En detalle:

  • La entrada cuesta $5 por persona y es para mayores de 12 años.
  • Los horarios de las funciones son cada miércoles en dos jornadas: a las 19:00 y 20:30.
  • La reserva se realiza con anticipación a través del correo [email protected].

 

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