Día del Padre: Jorge Jaramillo Gálvez y su legado de música y cultura
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Día del Padre: "El legado de mi padre será la pasión por la música y la cultura", esta es la historia de Jorge Jaramillo Gálvez

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QUITO/Irina Jaramillo Sobre un escenario, con traje de etiqueta y el diapasón en la mano:  esa es la imagen  que de inmediato viene a mi mente cuando me preguntan sobre mi padre. Jorge Jaramillo Gálvez, tiene 64 años de edad y durante 30 años su tarjeta de presentación fue ser director del Coro Nacional de […]

Jorge Jaramillo Gálvez es padre de 7 y abuelo de 10. Foto: Cortesía
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QUITO/Irina Jaramillo

Sobre un escenario, con traje de etiqueta y el diapasón en la mano:  esa es la imagen  que de inmediato viene a mi mente cuando me preguntan sobre mi padre. Jorge Jaramillo Gálvez, tiene 64 años de edad y durante 30 años su tarjeta de presentación fue ser director del Coro Nacional de la Casa de la Cultura.

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Ahora, tras su jubilación en el año 2017, puedo decir con orgullo que es un músico académico quien dedicó su vida por democratizar la música y la cultura, es decir, llevarla a cada rincón del país sin necesidad de pagar por ello.

Cientos de veces leí (cuando aprendí a leer) su biografía en los folletos que entregaban en cada concierto al que asistimos:  que es zamorano de nacimiento y lojano de corazón. Estudió en el Conservatorio Salvador Bustamante Celi, de Loja y en su juventud fue miembro de las  orquestas de esa ciudad  "Los Estelares" y "Constelación Orquesta" con el trombón de vara. De la misma forma, fue parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Bolivariana, en Caracas, Venezuela.

También formó y dirigió el coro de la Opam, conformado por niños de escasos recursos, con el que acudió a una gira por Europa en el año 1995, viaje del cual nos contó decenas de anécdotas.

Jorge Jaramillo Gálvez por 30 años fue director del Coro Nacional de la Casa de la Cultura

Su rol como padre y sus enseñanzas

Como padre  de una numerosa familia (7 hijos y 10 nietos) nos infundió el amor a la música, al arte desde pequeños y a través de eso, a ser personas de bien. En casa nunca faltaron los instrumentos musicales, los discos, las partituras y por supuesto la música a toda hora.

Nuestros recuerdos de infancia saltan entre notas y pentagramas, el repertorio podía variar desde las Cuatro Estaciones de Vivaldi hasta las apasionadas canciones de Camilo Sesto, uno de sus favoritos.

Tal vez las carreras profesionales de mis hermanos y yo no tengan relación con la música, pero atesoramos y amamos el arte como él. Además, nunca faltaron sus cátedras de canto y música nacional en el seno de nuestro hogar. En ese sentido, con tesón siempre trató de ensalzar la música ecuatoriana, un tema que para él hace falta tratarlo en la educación.

Sus hijos se enorgullecen de él como padre y profesional

Para José, de 36 años,  mi hermano mayor y uno de los que sí ha seguido los pases de mi padre, pero desde otros géneros, dice que todo lo que aprendió se lo debe a él y tiene vívidos momentos de ello desde sus 5 años de edad.

"Algo qué tal vez él no sabe es que que mi amor por el rock es gracias a él, sin querer", aunque muchas veces él no aprobó esa preferencia. Entre las decenas de cassettes de "mi viejo" descubrió, a los 8 años de edad, uno de Supertramp y The Beatles. La canción Fools Overture la escucho casi hasta enredar el cassette, cuenta y definitivamente le creo.

"Mi papá me enseñó a ser exigente, leer, amar lo que haces hasta los huesos, odiar a la mediocridad y apreciar el arte y la música a pesar de que mucha gente no lo hace".

Por su parte, Alexandra (34), otra de las mayores, reconoce que los mejores valores que pudo habernos inculcado papá son la responsabilidad, la honradez y honestidad. Además, siempre admiró de él es "su paciencia y su manera de sobrellevar los problemas, con elegancia y diplomacia".

Es una visión que se repite y comparte con mi otro hermano, Andrés (34), pero entre sus memorias sobresalen los viajes, las reuniones de bohemia con amigos de papá, los conciertos, pero en especial cuando con guitarra en mano entonaba canciones latinoamericanas y de protesta con mamá, quien con su talentosa voz llegó a anexarse a la profesión de nuestro progenitor.

"Mi padre es un hombre extremadamente talentoso, sensible, estricto en lo profesional, dedicado con pasión y entrega en lo que ama y cree: la música y un mundo más justo e igualitario"

Como una especie de club de fans, sus hijos, de la mano de mi madre, siempre estuvimos en cada concierto, en cada presentación, en cada proyecto apoyándolo en primera fila.

Ahora, lejos de la ajetreada capital, como pedagogo musical, título universitario que logró obtener en la adultez, recorre el país para llevar la música a niños y jóvenes, en sus clases de canto les enseña que los sueños sí se cumplen, tal como hizo él con su anhelo de ser músico. (I)

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REDACCIÓN

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