Cinco hermanas cuentan cómo se convirtieron en monjas en dos años
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Ecuador

Al principio no hablaban de lo que sentían, pero en dos años cinco hermanas se convirtieron en monjas y ahora relatan su increíble historia de fe

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Jordán y sus cuatro hermanas Francesa, Nazareth, Ruth y Amada de Jesús, cultivan su amor por la fe. Procedentes de una familia  católica de cinco chicas y dos varones, las jóvenes se inclinaron por la vida religiosa, recibiéndose como monjas en un lapso de dos años. La increíble historia de fe ocurrió en España y […]

cinco hermanas se convirtieron en monjas
Captura video Instituto Iesu Communio.
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Jordán y sus cuatro hermanas Francesa, Nazareth, Ruth y Amada de Jesús, cultivan su amor por la fe. Procedentes de una familia  católica de cinco chicas y dos varones, las jóvenes se inclinaron por la vida religiosa, recibiéndose como monjas en un lapso de dos años. La increíble historia de fe ocurrió en España y ellas la cuentan para asombro de todos.

“La primera en entrar fue Jordán. Y fue una revolución para todas. Lo que no me imaginaba es que al año siguiente, Francesca y yo, entraríamos muy seguidas. Y a los dos meses, Ruth María, que es la mayor de las cinco”, cuenta Amada de Jesús, en una lista de reproducción colgada en la cuenta en Youtube del Instituto Iesu Communio, un instituto religioso católico contemplativo ubicado en la localidad española de Godella.

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En junio de 2007, Jordán, con 23 años, comenzó su camino como religiosa. En ese momento de su vida, que coincidió con la enfermedad de uno de sus hermanos, cuenta que sentía una tristeza muy profunda, como si tuviera el “corazón muerto”, algo que la hizo dudar del amor de Dios.
Sin embargo, en todo es proceso dice que “una pequeña luz se había encendido. Comenzó a ir a misa a escondidas. “Yo no me imaginaba que Dios pudiera rescatar de esta forma”, relata Jordán.

 

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Amada de Jesús no recuerda que entre ellas hablaran de alguna vocación religiosa, dice conmovida que “no sabíamos de la sed que estaba suscitando entre nosotras”. Dios tiene sus planes y sabe el momento y el lugar para cada una. Solo podemos decir: ¡que incomparable momento de ternura y caridad!”. (I)

 

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