Ecuador
Janeth se convirtió en una heroína en medio de la tragedia del edificio de Miami-Dade al quedarse hasta el final con la abuela a la que cuidaba (VIDEO)
En una heroína para la familia de la nonagenaria que cuida se ha convertido Janeth Rodríguez, oriunda de Honduras y con nacionalidad estadounidense. Ambas son sobrevivientes de la tragedia que sacude a Miami-Dade (Florida, Estados Unidos) desde el pasado 24 de junio. Hasta este martes 6 de julio han recuperado 32 cadáveres. Conozca el emotivo testimonio de esta noble mujer de 32 años.
“Entró el mar”… “Tembló”. Esos fueron los primeros pensamientos que tuvo Janeth cuando la sorprendieron los estruendos que causaba el derrumbe del edificio Champlain Towers South. La infraestructura la componían dos torres, se desplomaron torre y media. Esta mujer, casada y con un hijo, se encontraba en el noveno piso de la quedó por la mitad. Contó a CNN en Español que los nervios la asaltaron cuando la vecina del apartamento del frente tocó la puerta de donde ella estaba: “Creo que es un terremoto”, le dijo a gritos.
Janeth miró hacia uno de los ascensores y notó que se había desplomado también. Una enorme grieta se había formado en el piso. Fue por la mujer que cuida y trató con ella de buscar una salida, de ponerse a salvo. En ese momento recibió una llamada de la hija de la señora y la alertó: “Janeth, ve a la sala con mi mamá, dice la Policía que se cayó el edificio de al lado”. Janeth recuerda que pronto escuchó a los bomberos, de quienes está sumamente agradecida. “Encendimos luces para que nos vieran y llegaron”. Solo llevaban las carteras. “Bajaremos en una cesta”, les avisaron. Fueron conducidas al balcón, a donde la cesta no pudo llegar. La nueva indicación fue bajar por las escaleras, muy rotas, hasta el cuarto o quinto piso. “Bajamos casi en el aire. No miren para ningún lado, concéntrense en que nos vamos a salvar todos, nos decían los bomberos”. Finalmente, pudieron entrar a la canasta y bajar. “Estábamos a salvo”. A Janeth la esperaban su esposo y un hermano.
“La señora que cuido tiene 3 hijos, una de ellas estaba, me abrazó y me dio las gracias. Mi obligación era estar con su mamá hasta el final. No la podía dejar. Ella me dio mucha fuerza. La fe de ella hizo que no se cayera el otro edificio por completo”. (I)
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