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Ejercitar los músculos del suelo pélvico es importante para evitar diferentes afectaciones en la salud

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El músculo del suelo pélvico está formado por tres anillos que se encargan de mantener en posición correcta el útero, la vegija y el recto, desafiando la fuerza de la gravedad. Después del parto, es habitual que este músculo se debilite; las consecuencias tienen un impacto muy negativo en la calidad de vida de la […]

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El músculo del suelo pélvico está formado por tres anillos que se encargan de mantener en posición correcta el útero, la vegija y el recto, desafiando la fuerza de la gravedad.

Después del parto, es habitual que este músculo se debilite; las consecuencias tienen un impacto muy negativo en la calidad de vida de la mujer, ya que, además del descolgamiento de los órganos intraabdominales (prolapso), se relacionan con la incontinencia urinaria y la disfunción sexual femenina.

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Por esta razón, fortalecer el suelo pélvico debe ser el primer objetivo de la recuperación física tras el parto. Aunque el deseo de volver a tener un vientre plano pueda hacernos caer en la tentación de empezar a trabajar los abdominales, este tipo de ejercicios no es aconsejable hasta que el músculo pubococcígeo esté de nuevo en forma, ya que incrementaría la separación de los músculos del abdomen que se produce con el embarazo debido al crecimiento del útero, lo que se conoce como diástasis de los rectos abdominales.

Para ejercitar el suelo pélvico, primero debe identificar los anillos que lo conforman. Una vez hecho esto, debe vaciar la vejiga, apretar con fuerza el músculo pubococcígeo y contener hasta 10 segundos. Expertos recomiendan hacerlo hasta 45 repeticiones al día.

Este ejercicio puede realizarse en cualquier momento y lugar. La mayoría de las personas prefiere hacerlo acostado o sentado en una silla. Después de cuatro a seis semanas se pueden observar mejorías.

Además:

Los ejercicios de Kegel también fortalecen el suelo pélvico, ya que implican la contracción y relajación de los músculos que controlan la orina. Para empezar a practicarlos, puede aprovecharse el momento de ir al baño, dejando salir la orina e interrumpiendo el flujo. Los músculos de la vagina, la vejiga y el ano se pondrán firmes y se desplazarán hacia arriba. Es aconsejable realizar este ejercicio una vez al día pero no más, ya que podría ser contraproducente con el tiempo.

(I)

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