Ecuador
Madre de recluso decapitado en la Penitenciaría de Guayaquil: "¡Nadie se merece una muerte tan salvaje!"
El hijo de Marlene Palma es uno de los seis reclusos que fueron decapitados en los enfrentamientos dentro de la Penitenciaría del Litoral, el martes 28 de septiembre. Ella es una de las madres que buscan respuestas a la masacre que cobró 118 vidas en medio de la aguda crisis carcelaria que se vive en Ecuador.
Este viernes 1 de octubre la mujer esperaba junto a la morgue municipal la restitución de la cabeza de su hijo, asesinado en la reyerta de la cárcel del norte de Guayaquil. Decenas de familiares también pedían información sobre sus parientes asesinados en el motín.
"Yo ya entré. Lo que pasa es que no encuentran la cabeza para entregarme el cuerpo, porque lo decapitaron y lo quemaron. Entonces estoy esperando el cuerpo. Ya entré y ya me ayudaron", contó con sorprendente serenidad a la agencia EFE esta mujer del sur de Guayaquil.
Testimonio de la crisis carcelaria en Ecuador
Marlene se enteró de la masacre por uno de los tantos y escalofriantes videos que circulan por internet de cabezas decapitadas. Una de sus hijas le confirmó que entre las víctimas fatales de la reyerta estaba el hijo privado de libertad, del que no reveló el nombre. Él se encontraba en el pabellón 5, donde se encontraron la mayoría de los cuerpos. El hijo de Marlene tenía 30 años, cumplía una condena de tres años por robo. "Era su primer delito", afirma. Y ya había cumplido dos años. La madre se pregunta si el Gobierno va a mantener a partir de ahora a las familias de los asesinados como la suya, que ha dejado tres hijos de 5, 7 y 9 años… "¿El Estado va a responder a todos los familiares?", cuestiona.
A su hijo, dice esta mujer de unos 70 años, "lo mataron en la segunda (ola), el martes de madrugada (sic, en realidad el ‘miércoles de madrugada’)". Durante los primeros enfrentamientos, cuenta Marlene, su hijo había llamado a su mujer para decirle: "Estoy bien mami, estoy escondido. Dile a mi mami que estoy bien, que se esté tranquila. Estoy herido porque tiraron granadas, pero leve". Pero, agrega, "ya de ahí me avisaron al siguiente día que estaba muerto y que le habían decapitado. Le metieron unos balazos, pa pa pa, ya muerto le tiraban balazos".
"Yo tengo que esperar a que encuentren la cabeza", lamenta la mujer, que rompe a llorar al ser interpelada por Efe y alcanza a decir que "es la peor noticia" que pudo haber recibido en su vida.
"Nadie se merece una muerte así ¡Así sean presos, lo que sea!, ¡Nadie se merece una muerte tan salvaje!", afirma la guayaquileña antes de clamar contra el Estado por su ineficacia en una crisis que dura ya tres años y nadie parece tener la solución para resolverla.
"¿Qué hace el presidente por todo esto?, ¿Dónde está que no da la cara? ¡Tantos padres que dejan a sus hijos en la orfandad! ¿Dónde está?". (I) Lea también: