Comunidad
Envían a la cárcel a un abuelastro depravado: Tocaba sin pudor a la nieta de su mujer y amenazaba con matarla si hablaba
Cuatro años de reclusión mayor ordinaria es la condena que recibe un abuelastro por el delito de atentado al pudor.
El sentenciado, identificado como Miguel Ángel C.E., cometió el referido delito en contra de la nieta, menor de edad, de su pareja.
Qué hizo el abuelastro
En nota de prensa, la Fiscalía informa este jueves 29 de septiembre de 2022 que el hecho ocurrió en el 2011, al norte de Quito.
Galeano Balcázar, fiscal especializado en Violencia de Género, dijo en el juicio que la víctima, en ese entonces de 13 años, solía visitar a su abuela, quien vivía en el sector Granilandia. Cuando la menor “se quedaba a dormir en el sillón de la casa, Miguel Angel C. E. –con pretextos de que necesitaba salir al baño en horas de la noche– se acercaba y tocaba sus partes íntimas”. El abuelastro fue a más. “Tras haber cometido el delito, “amenazaba e intimidaba” a la adolescente recalcándole que si contaba lo sucedido “la mataría”, señaló el fiscal. Lo vivido por la menor fue una pesadilla. La situación la llevó a provocarse daño y recibió atención por parte de un psicólogo.
“Los padres descubrieron el hecho, después de que la adolescente se autolesionara los brazos”. Además, le contó al psicólogo lo que el conviviente de su abuela le había hecho. Fiscalía demostró la materialidad del delito y la responsabilidad penal del procesado con contundentes elementos probatorios, entre los que se incluyen: el testimonio anticipado de la víctima, los testimonios de la madre de la adolescente, de los psicólogos y de la trabajadora social, además de varios informes de valoración.
Conocido lo expuesto por el fiscal, un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció al abuelastro a cuatro años de reclusión mayor ordinaria por el delito de atentado al pudor.
Los jueces también resolvieron que el Ministerio de Salud Pública brinde tratamiento terapéutico a la víctima. (I)
La víctima se causó lesiones
Llegó la sentencia contra el abuelastro