La maestra Graciela cruza en canoa un río en Panamá para dar clases en pandemia
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Graciela, la maestra que cruza en canoa un río en Panamá para dar clases a niños indígenas que carecen de conexión a internet para recibir clases virtuales (FOTOS)

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En tiempos de pandemia, una canoa se abre paso en el río Chagres, cuyo cauce se topa con el Canal de Panamá, para llevar a la maestra Graciela a dar clases a niños indígenas sin conexión para aulas virtuales. Cuenta la agencia AFP, que tras un trayecto de 15 minutos, la profesora desembarca en el […]

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La maestra panameña Graciela Bouche cruza el río Chagres, en la comuna de Ella Puru Embera, provincia de Colón, Panamá. El río se topa con el Canal de Panamá. Foto: Luis ACOSTA / AFP
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En tiempos de pandemia, una canoa se abre paso en el río Chagres, cuyo cauce se topa con el Canal de Panamá, para llevar a la maestra Graciela a dar clases a niños indígenas sin conexión para aulas virtuales. Cuenta la agencia AFP, que tras un trayecto de 15 minutos, la profesora desembarca en el puerto de los Ella Puru, de la etnia emberá.

Graciela Bouche lleva la conectividad a los niños indígenas. Foto: Luis ACOSTA / AFP

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Para su viaje por el Chagres, que separa la provincia de Panamá de la localidad de Gamboa, provincia de Colón, la maestra de primaria  Graciela Bouche, de 37 años y dos hijos, embarcó pizarra, laptop y algunos alimentos para repartir entre sus alumnos, miembros de una comunidad dedicada principalmente al turismo, actividad casi congelada por la pandemia.

La maestra de primaria tiene 37 años, es casada y tiene dos hijos. Foto: Luis ACOSTA / AFP

"La decisión fue por el problema de conectividad que ellos tienen y que no estaban recibiendo el contenido académico igual que el resto de los estudiantes. Eso me motiva a venir y a acercarme a ellos a darles clase semipresencial", explica. Graciela decidió ir a ver a sus alumnos. En 2020, iba dos veces por semana. En 2021, mientras Panamá aún mantiene la clases virtuales, ella se organizó con maestros de otros grados para ser el enlace. Ahora solo va una vez por semana.

Foto: Luis ACOSTA / AFP

En la comunidad,  la maestra  reúne a una treintena de alumnos en el De Ara, casa real, una especie de anfiteatro hecho de vigas y techado con hojas secas. Allí separa a las mesas por grados, y a cada uno le asigna una labor.

Desde su celular, Graciela hace una videollamada a la profesora de quinto grado, Urania, para que tengan clase de matemáticas. Los más pequeños, en tanto, aprenden a diferenciar derecha de izquierda. Pasado el mediodía, vuelve a casa.  (I)

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REDACCIÓN

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