Ecuador
En la memoria de “El Monstruo de los Andes” pesan más de 300 muertes: asesinó y violó a niñas en Colombia, Perú y Ecuador; llegó a declarar: “Las estrangulaba de día, mirándolas a los ojos” (VIDEOS)
Pedro Alonso López pagó cárcel por decenas y decenas de casos de muerte y violación de niñas. En la historia criminal del mundo entero está reseñado como “El Monstruo de los Andes”.
A López, oriundo de Colombia, se le atribuyen por centenares las muertes y violaciones.
La cifra de víctimas que se maneja en su caso es sencillamente espeluznante: ¡más de 300! La historia del “Monstruo de los Andes” es escalofriante y su paradero se desconoce desde 1998. De estar vivo, tendría 73 años. Las víctimas de López -raptadas, violadas y asesinadas- eran de tres países. Ecuador, uno de esos. Los otros, los vecinos, Colombia y Perú. Como lo hizo el también “Monstruo de Machala”, este “Monstruo de los Andes” practicó la necrofilia.
Sus víctimas eran menores, de entre 9 y 12 años. Todas con rasgos indígenas. No perseguía a menores de tez blanca, porque según “los papás vigilaban más”. A las menores las estrangulaba… “siempre de día, para verlas a los ojos”. Las enterraba él y las llamaba “muñequitas”. Contó que las "visitaba", pero como no se movían, se aburría y salía a buscar a más niñas. Realmente terrorífico su relato, divulgado en Infobae.
Pedro Alonso López “es reconocido mundialmente”, publica Cope. Sus zarpazos de crueldad los dio entre 1969 y 1980.
Su niñez fue difícil, traumática. La madre era prostituta. Su padre fue uno de los tantos “clientes” de Benilda López. No lo conoció.
A Megdardo Reyes lo asesinaron cuando Benilda alcanzaba el sexto mes de embarazo y Pedro Alonso nació en octubre de 1948.
Dos lugares se tienen, publicados en medios, como los del nacimiento de López. Uno, Ipiales, cerca de la frontera con Ecuador. El segundo, Ventanillo, en el Tolima.
Pedro Alonso López creció, junto a sus 12 hermanos, en Santa Isabel, en el Tolima. Para la familia no hubo casa, menos un hogar. Describen en Cope que era una habitación, dividida por una cortina, la que daba techo a todos.
En un espacio dormían los chicos. Al otro lado, Benilda, cada noche, abría la puerta a la pasión.
Distintos medios recogen que, obviamente, los hermanitos escuchaban todo lo que pasaba en la habitación materna.
También describen los episodios de violencia que sufría Pedro Alonso cuando la madre lo castigaba a palazos.
Pedro Alonso López "El Monstruo de los Andes", violó y asesinó a más de 300 niñas de Ecuador, Perú y Colombia. Fue condenado a 18 años luego fue internado en un hospital psiquiátrico, del cual fue liberado en 1998. A partir de la fecha nada se sabe de él, ni lo que está haciendo. pic.twitter.com/UK2TQw61Ux
— :. ???????️ (@Radark__) June 19, 2021 Un hecho marcó su infancia y a la familia en general: Pedro Alonso trató de violar a su hermana menor. Él tenía 9 años.
“Cuando su madre se enteró, lo botó de la casa”. Llegó a Bogotá, donde “se convirtió en un vagabundo por las calles”, reseñó Infobae en abril de este 2022.
En un video en Youtube, publicado por Magnus Mefisto, se dice que antes de echarlo a la calle, Benilda le quemó los pies con la llama de una vela.
La vida en Bogotá también fue dura. Siendo aún un niño, el hoy llamado “Monstruo de los Andes”, “fue violado en varias ocasiones por hombres que se ofrecían a ayudarlo. Ese mismo youtuber, que cuenta lo de la vela, expone que un hombre mayor lo llevó a un cuartucho, lo encadenó y lo abusó varias veces. Lo sodomizaba.
Un día, ese abusador lo liberó y el jovencito “tuvo que aprender a sobrevivir: peleaba con cuchillos, fumaba pasta básica de cocaína, robó en viviendas y buscó comida en la basura”, señala Infobae.
En dos oportunidades a Pedro Alonso López la Providencia, por así decirlo, lo salvó de la muerte. La primera vez la luz brilló poco tiempo a su favor.
Narra Cope que a los 12 años, una familia estadounidense se apiadó de él en Bogotá.
Publicaciones como la de Infobae y Magnus Mefisto dicen que un hombre lo llevó a casa. Para Pedro, quien sin duda desconfiaba, comenzaron días de una vida distinta: comía sin hurgar en la basura, tenía una cama, ropa y comenzó a ir al colegio.
Todo estaba mejorando hasta que un profesor abusó de él sexualmente. El incidente lo devolvió de golpe a las calles y a la delincuencia”, cuenta Cope.
De esa familia no se sabe qué pasó.
A los 21 años López fue detenido y enviado a una cárcel en la capital colombiana. ¿El delito? El robo de carros.
Tras las rejas, la historia volvió a repetirse… siguió siendo abusado sexualmente por otros reos. Lo sentenciaron a 7 años. Pero Pedro decidió parar los abusos, consiguió un arma blanca y degolló a sus atacantes. Eran tres.
Estos crímenes aumentaron su condena 2 años más, agrega El Comercio.
Daniel Camargo, el primer asesino serial en Ecuador: Confesó que mató a 71 mujeres en 14 meses, tenía un alto coeficiente intelectual y de niño su madrastra lo obligaba a vestirse de mujer https://t.co/ZUAbX6VQ22 pic.twitter.com/JWanUPKqqN
— Qué Noticias! (@quenoticiasec) July 9, 2022 Pedro Alonso López salió en libertad en 1978 y se fue Perú, donde escogió radicarse en Ayacucho. Allí comenzó su historia criminal como “El Monstruo de los Andes”, el asesino y violador en serie que el mundo llegó a temer.
En esa zona andina, entre poblados indígenas, se hizo depredador sexual. Bajo engaños, ¡típico!, hablando de regalos, de dulces y hasta de supuestas ofertas de trabajo les echaba el lazo a las niñas.
Lograba “apartarlas de las zonas pobladas. Una vez estaban en parajes desolados, las violaba, estrangulaba”… Luego, volvía a abusar de los cuerpos inertes, relató Cope.
De acuerdo con el citado youtuber, él lanzaba a unas improvisadas fosas los pequeños cuerpos y habría llegado a desententerrar a algunos para la necrofilia. En El Comercio indican que “otras investigaciones aseguran que él dormía abrazado a los cadáveres de sus víctimas y que luego abusaba sexualmente de ellas.
Esto implica que en su perfil psicológico también habría rasgos de sadismo y necrofilia”.
Varias niñas comenzaron a “desaparecer” y tiempo después en Ayacucho sospecharon de él.
"Las niñas con los ojos más inocentes "
Este “Monstruo de los Andes”, con su patrón de maldad bien claro, narró que “elegía a las niñas que tuvieran los ojos más inocentes” y ratificó que les ofrecía regalos para que lo acompañaran al campo, apunta Infobae.
A continuación el medio citado publicó su dantesco modus operandi:
“Obligaba a la niña a tener sexo conmigo y ponía mis manos alrededor de su garganta. Cuando el sol salía, la estrangulaba. (…) Solo era bueno si podía ver sus ojos. Nunca maté a nadie de noche. Habría sido un desperdicio en la oscuridad, tenía que verlas a la luz del día (…). (…) observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos (…)”.
En Perú se dice que López asesinó a cerca de 100 niñas de entre 9 y 12 años.
Las sospechas sobre él aumentaban y un grupo de indígenas lo atrapó “cuando quiso raptar a una menor”.
Él mismo contó cómo lo "cazaron" y así lo reseña Infobae: “Los indios en el Perú me habían atado y enterrado en la arena hasta el cuello cuando se enteraron de lo que les había estado haciendo a sus hijas.
Me habían cubierto de miel y me iban a dejar para ser devorado por las hormigas, pero una señora misionera americana vino en su jeep y les prometió que me entregaría a la Policía”.
Lo que pasó después deja más dudas que respuestas. Cope dice que “la justicia no tenía manera de probar ninguno de los asaltos ni recursos para seguir las pistas de Alonso López y le deportó a Ecuador”.
La información de Infobae es que la misionera “lo llevó a las autoridades peruanas, pero como no les interesaba lo que sucedía con las comunidades indígenas en Ayacucho lo terminaron deportando a Ecuador. Allí, Pedro escapó y se estableció en Ambato”.
Entre 1978 y 1980, divulga La Nación, “hubo un aumento en desapariciones de niñas en Colombia y más tarde en Ecuador.
La policía lo explicaba relacionando los hechos con cuestiones de trata de personas o señalando que las niñas habían huido de sus casas”.
Pero la naturaleza "habló": Una inundación en Ambato sacó a flote los restos de 4 niñas. Estaban desaparecidas. ¿Quién era el responsable de estas muertes? Pocas pistas había, pero el mismo Monstruo terminó delatándose.
Una reseña de El Tiempo lo describe “de tez trigueña, pelo ondulado y 1.70 de estatura”.
Fue capturado el domingo 9 de marzo de 1980 cuando intentaba raptar y violar a una menor de 11 años. Se dice que la interceptó en un supermercado en Ambato. Eso lo hizo sospechoso de las muertes anteriores.
Fue declarado culpable, añade El Tiempo, “y sentenciado a la máxima pena contemplada en la legislación del Ecuador, por el asesinato de 16 menores de edad y cerca de un centenar de violaciones”.
El doloroso paso por Ecuador
A decir de ese medio colombiano, “López llegó a Ecuador en 1973 huyendo de la justicia colombiana que lo buscaba afanosamente por crímenes y violaciones cometidas en el departamento del Tolima.
En tierras ecuatorianas, “durante el proceso que las autoridades le siguieron, el asesino confesó haber dado muerte a 16 de sus víctimas. Las autoridades creen que pudieron haber sido muchas más. Según las autoridades, López seducía a las niñas pobres con caramelos, después las mataba y abusaba de ellas.
Posteriormente las sepultaba, por lo general en el mismo sitio en donde las mataba, y a los dos o tres días regresaba, las desenterraba, las volvía a violar y las volvía a enterrar.
Ese era el terrible patrón del perverso criminal en serie.
Los asesinatos y abusos sexuales los cometió en Tunguarahua, Chimborazo, Pichincha, Ibarra y Carchi, divulga El Tiempo. “López había sido condenado a 16 años de cárcel, sin embargo, la sentencia le fue reducida a 14 años por haber mantenido una conducta ejemplar en el penal García Moreno”, de Quito.
Antes de ser sentenciado, para validar que efectivamente se estaba ante un verdadero criminal le llevaron a un sacerdote.
“Me ha confesado actos tan horribles, bestiales y violentos que no podía seguir escuchándole. Primero violaba a las niñas y luego las estrangulaba mirándolas fijamente a los ojos porque en ese instante la excitación sexual y el placer llegaban su máximo punto, antes de que su vida se marchitara”, dijo Córdoba Gudino, recoge Infobae.
Sin embargo, La Nación expuso que el cura fue un “montaje”. Divulgaron a mediados de 2021: “López le confesó sus crímenes a un detective encubierto que se hizo pasar por un sacerdote confesor, aprovechando la fe católica del criminal”.
Luego a la Policía reveló: “Perdí mi inocencia a los 8 años, así que decidí hacer lo mismo a tantas muchachas jóvenes como pudiera (…)”.
De igual manera “relató que cuando las niñas estaban muertas cavaba un hoyo y las iba enterrando en grupos de tres o de cuatro para, después, ir a visitarlas, y a quienes bautizó como muñequitas.
Era usual que ‘conversara’ con los cadáveres, pero “como ellas no se podían mover, me aburría e iba a buscar nuevas niñas”. Según este medio, “El Monstruo de los Andes’ llevó a los uniformados a diferentes lugares para desenterrar a las víctimas: encontraron un total de 74 cadáveres, niñas entre 8 y 12 años, con signos de haber sido violentadas, pero el psicópata confesó que eran más, que eran 110. Así, entre Perú, Colombia y Ecuador asesinó a más de 300 menores”.
El 31 de agosto de 1994, El Tiempo publicó: “A la espera de una orden de deportación, para ingresar a Colombia, permanece retenido en Ibarra (Ecuador), en la frontera con Ipiales, el tolimense Pedro Alonso López, de 45 años, conocido como El Monstruo de Los Andes , quien terminó de purgar una condena de 16 años de prisión en el vecino país por asesinato y violación (…)”.
Finalmente, “lo extraditaron a Colombia para que sea juzgado, pero el magistrado lo halló "demente" y por lo tanto, inimputable”, explica Infobae. Lo enviaron a hospital psiquiátrico “donde permaneció cuatro años, le impusieron una fianza de cincuenta dólares, la obligación de un tratamiento psiquiátrico y un seguimiento mensual de su caso ante una autoridad judicial.
Nunca cumplió nada. Apenas lo liberaron, el ‘monstruo de los Andes’ desapareció y se desconoce su paradero desde 1998”.
De acuerdo con La Vanguardia, publica La Nación, la última persona que vio a López fue su madre Benilda.
El criminal la habría visitado, y le habría pedido: “Madrecita, arrodíllese que voy a echarle una bendición”. Luego, le habría sacado dinero y se habría ido de allí.
Añaden de este violador y asesino en serie que "Interpol en 2002 emitió una orden de búsqueda y captura contra el criminal por las similitudes con el asesinato de una menor en El Espinal, Colombia".
En el 2012 lo vincularon al caso de otra menor en Tunja, también en suelo colombiano.
Benilda, sin duda, marcó la vida del “Monstruo de los Andes”. Hace unos años, quizás recordando por qué lo había botado de la casa dio estas declaraciones, que reprodujo El Tiempo en septiembre de 2021: “Él es un hijo malo y yo no tengo la culpa que haya salido así”.
(I)
La infancia de López
La madre lo botó de la casa
Una luz que pronto se apagó
Entró a la cárcel
Inicia la carrera criminal de "El Monstruo de los Andes"
Otra luz lo salva de la muerte
"El Monstruo de los Andes" quedó al descubierto en Ecuador
Su confesión asombró a un “sacerdote” y a policías
Qué pasó con este criminal