Pacientes con cáncer de mama en Ecuador luchan por salvar su vida en medio de una pandemia

Según estadísticas del Ministerio de Salud Pública, en 2016 se diagnosticó cáncer de mama en 12.955 mujeres y en 2018 se detectaron 8.769 nuevos casos. Aunque todavía no existen cifras de 2020 y 2021, en estos dos últimos años de pandemia la situación empeoró para estas mujeres.

Diego Jimbo, coordinador nacional de Acuerdo contra el cáncer Ecuador, una red de organizaciones que trabajan a favor de las personas que padecen la enfermedad, señaló que en este periodo las pacientes tuvieron dificultades para acceder a un diagnóstico temprano e iniciar su tratamiento.

Con este criterio coincide Juan Sebastián Sánchez, mastólogo oncoplástico, quien señala que debido a la cuarentena y a los pocos recursos humanos y médicos disponibles, las pacientes se vieron en una posición difícil y en ocasiones alarmante.

En esta época, no solo hubo problemas para las detecciones tempranas de cáncer de mama (mamografías y ecografías), sino también para pacientes que ya padecen la enfermedad.

Problemática

Por temor al contagio, disminución de ingresos económicos y reducción de personal de salud, las pacientes aguardaban en sus hogares hasta que todo retorne a la normalidad.
De acuerdo a los datos que maneja la red nacional Acuerdo contra el cáncer Ecuador, entre los meses de abril y mayo un poco más del 50 % de pacientes vieron afectada la continuidad de su tratamiento.

Y aunque, al parecer la vacunación avanza a buen ritmo y de a poco se restablecen los servicios de salud para otras patologías, este grupo prioritario aún tiene necesidades.

Jimbo señala que a través de la red, en los últimos meses, se visitaron ocho hospitales tanto de la costa como de la sierra, en donde aún existen problemas con la medicación y continuidad de tratamientos.

En este sentido, Sánchez explicó que durante esta época crítica, se suspendieron las importaciones y de allí derivó la falta de medicamentos e insumos a escala mundial y sobre todo en Latinoamérica. “Los tratamientos se vieron afectados totalmente, tanto quirúrgicos como de quimioterapia. Además, el personal de salud se enfocó más en la atención a pacientes contagiados”, relató el especialista, quien no dejó de trabajar durante toda la pandemia, pues había mayor riesgo de que un paciente falleciera por cualquier tipo de cáncer sin tratamiento.

Pese a la predisposición de Sánchez, los pacientes dejaron de asistir por miedo al contagio, sin tomar en cuenta que las personas con cáncer pueden sufrir una infección prolongada y muerte por COVID-19, debido a la concentración de células inmunitarias anormal o baja, pues no crean suficientes anticuerpos contra los virus.

Ante esta problemática, las organizaciones que trabajan a favor de este grupo prioritario piden que se respete el derecho a la vida. (I)

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