Museos, piscinas y teatro: Conoce Garza Roja Parque Cultural
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Museos, teatro y gastronomía: Garza Roja Parque Cultural, un atractivo ubicado en Nobol, con originales propuestas culturales que no para de crecer

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Las originales propuestas culturales, la gastronomía y actividades de recreación hacen de Garza Roja Parque Cultural un espacio único.

Garza Roja Parque Cultural está ubicado en el km. 37 vía Daule - Nobol. Foto: Cortesía.
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En la infancia es fácil soñar con un montón de cosas extraordinarias, la imaginación no tiene límites para crear objetos, situaciones, animales y hasta lugares irreales. Algunos pierden su creatividad fantasiosa con el pasar de los años, pero otros, la conservan para transformarla en parte de la vida real.

Ramón Sonnenholzner Murrieta fue ese niño que soñaba con un castillo lleno de cosas mágicas y que en su adultez pudo hacerlo realidad bajo el nombre de Garza Roja Parque Cultural. Lo creó hace 23 años, a orillas del río Daule, no solo para dar lugar a sus utopías, sino también para navegar por los recuerdos de su infancia.

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Este afluente tiene un significado muy especial en la vida del radiodifusor guayaquileño. Cuando él era pequeño le encantaba explorarlo y bañarse en cada espacio donde fuera posible. Además, su abuelo, el alemán Georg Sonnenholner Spring, lo atravesaba con frecuencia por sus labores de comerciante.

El nombre del parque, situado en el km. 37 vía Daule – Nobol, hace justicia a su personalidad creativa, puesto que las garzas rojas no existen en esta zona, pero allí cobran vida, así como cada una de las piezas que conforman su mundo natural y personal.

Desde su creación, el parque ha pasado por varias transformaciones de mejora y extensión, que han permitido aterrizar las ideas de su infancia y darles un toque moderno, basado en sus experiencias y en su amor por el arte. Prueba de esto es la gran piscina con toboganes denominada Megalito de las H-elenas, una estructura de piedra caliza, de nueve metros de altura, construida en 2017, por artesanos de la cuenca baja del Guayas, que son parte de la Escuela de Escultores de la Fundación Garza Roja.

Actualmente, el complejo cuenta con 13 piscinas activas, incluida una para mascotas, y otras tres que están en construcción. Estas obras son diseñadas como fuentes de agua, con esculturas en el centro, y guardan un estilo grecorromano que las hace únicas en el país.

Además de su colorida vegetación y el sonido de las aves que crean ese ambiente acogedor para los visitantes de cantones aledaños y todo el país, el atractivo posee diversas figuras arqueológicas y de arte figurativo y abstracto dentro de sus instalaciones, que marcan la esencia del parque y le dan esa conexión mística con la naturaleza.

Entre las esculturas que más llaman la atención están dos coloridos peces giratorios, una manzana mordida, un cerebro y el imponente Buda, tallado en piedra granito y considerado el más grande de Latinoamérica, ya que mide alrededor de cuatro metros de largo y pesa cerca de 16 toneladas. Estas características han hecho que se convierta en la figura más fotografiada por los visitantes.

Los paseos a caballo y en lancha por el majestuoso río Daule no podían faltar en el proyecto de vida de Don Ramón, como es conocido, así como tampoco la gastronomía típica del litoral ecuatoriano y la creación de áreas como canchas deportivas, juegos infantiles y museos, que hacen de este espacio un verdadero centro cultural y de entretenimiento familiar.

Microteatro

Otra de las escuelas de la Fundación Garza Roja, administradora del complejo, es la de Arte Dramático, que se formó en febrero pasado y cuenta con tres maestros, dos de actuación y uno de danza. Está conformada por 11 artistas de Nobol, Daule y Lomas de Sargentillo.

Obra Las enfermeras de Monchito. Foto: Jennifer Guamán.

Peter García, profesor y director artístico, sostiene que la iniciativa tiene el propósito de visibilizar y rescatar las historias urbanas del litoral ecuatoriano. “Resaltamos mucho cómo es la vida del montubio, esa es la idea de Don Ramón Sonnenholzner; es por eso que en cada temporada presentamos obras costumbristas y tienen una gran aceptación en el público”, sostiene.

El microteatro funciona en una de las casas antiguas asentadas en la zona donde ahora está el parque. Esta fue reconstruida y remodelada para acoger a los amantes de las artes escénicas durante los fines de semana.

La escuela presenta tres obras base por temporada. ‘El conde y la condesa’, ‘Las guardianas de las huellas’ y ‘La doncella y el gobernador cascarrabias’ son algunas de las historias que han llevado a escena. “Ahora, en esta tercera edición tenemos: ‘Federico, mi gallo guarico’, es una obra que gusta mucho a los niños; ‘El río de las garzas’, es una obra de danza contemporánea al aire libre y ‘Las enfermeras de Monchito’, que es comedia”, detalla.

Muso DAL

Dos esculturas de tres metros de altura, una a cada lado, como simulando proteger un tesoro, se ubican a la entrada del Centro de Huellas Nativas DAL. No es para menos, las ‘Guardianas Míticas’, inspiradas en la fase lítica de la cultura Valdivia, dan la bienvenida a los visitantes para sumergirlos en la cultura litoralense ecuatoriana.

En su interior, el espacio cuenta con diversas piezas arqueológicas y contemporáneas, así como una hilera de esculturas de manos que pertenecen a los artesanos del lugar, y que al escanear el código QR,  se revela su identidad mediante la realidad aumentada.

En la parte externa trasera del centro hay bóvedas arqueológicas con piezas de culturas de los cuatro periodos, entre ellas, Jama Coaque – Manteño, Bahía – Guangala, Chorrera, Machalilla y una réplica de ‘Los amantes de Sumpa’.

La construcción de este lugar inició con una vasija de la cultura Daule – Tejar que recibió Don Ramón por parte de su profesora de primaria Lily Pilataxi de Arenas. El obsequio dio pie a que imaginara un espacio adecuado para este valioso objeto. Sin embargo, no fue hasta que recibió la donación de 300 piezas de distintas culturas de la Costa por parte de su amigo Ernesto Ossa, comerciante de arte, que se concretó la idea de crear el museo.

Ossa le pidió que el lugar que escogiera para exhibir las piezas tenga el nombre de su hija, quien había fallecido de cáncer. Por ello, el centro rinde homenaje a la feminidad a través de sus siglas DAL. La D es por Doménica Ossa, la A es en honor a la maestra María Antonieta Funes y la L es por Lily Pilataxi.

El museo fue concebido por los esposos Schubert Ganchozo y Ángela Zambrano a partir del imaginario creativo de Don Ramón. Fue la pareja de lutieres la que propuso que el espacio tenga arquitectura sonora, de modo que sus instalaciones están armonizadas en la nota musical ‘la’ menor.

Museo Phi

Como una propuesta artística, de reflexión filosófica y sustentada en la magia numérica nace el Museo Phi, en 2015, un lugar que tiene la forma de un gran templo que atrae a los visitantes no solo por el diseño de su construcción, sino también por lo que guarda en sus instalaciones.

Su cualidad artística es innata, pues contiene alrededor de 120 obras realizadas sobre diferentes materiales por artesanos locales. Esto sin contar con los 12 rostros tallados en madera que muestran la diversidad de rasgos de los habitantes del Litoral ecuatoriano, ubicados en la pared de ingreso al museo.

Este espacio se compone de tres salas: la primera es de religiones y está situada en la planta baja. Allí las personas pueden conocer réplicas de siete templos de creencias como el judaísmo, islamismo y catolicismo. Cada área está acompañada de sonidos propios de cada religión que crea un ambiente más realista.

En el primer piso está la sala de los inventos de la humanidad, donde se puede encontrar objetos como la máquina de vapor que se usaba en los buques, el primer aeroplano, el telégrafo, la imprenta de Johannes Gutenberg, entre otras creaciones. En este nivel también están zonas como ‘El sueño del Quijote’, ‘El poder de lo mínimo’ y el ‘Mirador del búho’.

La sala Guavinci está en el segundo piso. Su nombre se debe a que hay varias estructuras inspiradas en el gran artista del Renacimiento, Leonardo da Vinci, creadas en caña guadua, como el Hombre de Vitruvio y un ángel. Además, tiene una área de bichos elaborados en madera como un sapo, tarántula, culebra y alacrán. Finalmente, en el último piso tienen el ‘Mirador Liberal’.

Museo de las muñecas

Una casa color rosa salmón, rodeada de vegetación, acumula más 400 muñecas provenientes de España, Francia y Alemania. Se trata del Museo de las muñecas, una edificación motivada por una de las nietas de Sonnenholzner, que antes fue el hogar del arqueólogo Emilio Estrada, quien descubrió la cultura Valdivia.

El lugar fue desarrollado por la museógrafa española, Fabiola Juan Fernández, a quien le tomó varios meses buscar muñecas que representen las diferentes culturas del mundo en distintas épocas. Es así que en el sitio se puede encontrar secciones con ejemplares de etnias europeas, africanas y por supuesto ecuatorianas.

Los ejemplares más antiguos datan de 1897 a 1926, son de Alemania y están elaborados en porcelana. Entre las muñecas que más llaman la atención son las trillizas Kiara, Alicia y Alexandra, creadas en 1966, por la artista alemana Ruth Treffeisen. Están fabricadas en vinilo, con cabello humano y ojos de vidrio grisáceo.

Mariquita Pérez, la famosa muñeca española de la década de los 40 y 50, también “habita” en el museo. Además, hay una sala neonatológica con muñecos reborn, elaborados en silicona que parecen bebés reales, ya que hasta se les puede ver las venas y las fisuras de los labios, incluso su peso es similar al de un recién nacido.

(E)

Jennifer Guaman
Jennifer Guaman
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