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Motores y autos, las pasiones de cuatro futuras mecánicas automotrices en Guayaquil

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Vienen de distintas zonas de Guayaquil, no se conocían y variadas situaciones las motivan. Aún así, tienen algo en común: las apasionan los motores. Ana Rodríguez (64), Carolina Sánchez (20), Génesis Arguello (22) y Mildret Robalino (31) son 4 de las 5 mujeres que actualmente cursan la carrera de mecánica automotriz en el Centro Artesanal […]

Carolina Sánchez, Génesis Arguello, Mildret Robalino y Ana Rodríguez son cuatro de las mujeres que estudian mecánica automotriz en el Centro Huancavilca de Guayaquil. Foto: Ronny Paredes E.
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Vienen de distintas zonas de Guayaquil, no se conocían y variadas situaciones las motivan. Aún así, tienen algo en común: las apasionan los motores.

Ana Rodríguez (64), Carolina Sánchez (20), Génesis Arguello (22) y Mildret Robalino (31) son 4 de las 5 mujeres que actualmente cursan la carrera de mecánica automotriz en el Centro Artesanal Huancavilca, en la calle 15 y Portete.

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Estas damas son compañeras de 151 varones que quieren dedicarse a la reparación de automotores. Es un ‘medio de hombres’ por los números, pero para ellas no hay limitaciones.

Catty Ortiz (d), instructora de mecánica automotriz, trata de inspirar a sus alumnas para persistir en la carrera e involucrar a más chicas. Foto: Ronny Paredes E.

Ana y Carolina son las ‘nuevas’. Luego de un mes de clases, su entusiasmo está intacto. Ambas vienen de familias ligadas a este oficio.

“Al principio mis papás lo veían como capricho mío, me decían que no es de niñas”, asegura Carolina. Sin embargo, fue su padre quien la llevó por este camino y ahora le emociona la decisión que ha tomado.

Para Ana, quien ya es una bisabuela, contar con el apoyo de su familia es lo principal. Ella viaja una hora diaria, desde Pascuales hasta el taller, pero “cuando hay entusiasmo no hay quien nos pare”, señala.

Génesis y Mildret llevan más experiencia en este plantel administrado por la Dirección de Acción Social y Educación (DASE). Ambas empezaron ya su segundo término en la carrera que dura cuatro quimestres.

“Los que avanzan en esta carrera son los que de verdad les interesa, sino te vas y lo demás es excusa”, opina Génesis, para quien “ensuciarse las manos en el taller” es lo más divertido.

Por su parte, Mildret sabe que está entrando en un mundo en el que aún hay discriminación y piensa combatirla con conocimientos.

“Yo trabajé en una concesionaria. Para entrar me hicieron como siete entrevistas pero a mis compañeros varonces, solo una. Me hablaban que si el pelo largo, las uñas… nada de eso es limitante: el pelo lo recoges, las uñas las recortas y manos a la obra”, dice Mildret.

Para Catty Ortiz Almendariz, una de las instructoras de mecánica del Centro Huancavilca, “entrar a un salón y ver que hay mujeres ahí” es un aliciente para su profesión.

“Hace más de 16 años fuimos dos mujeres las que estudiamos esta profesión en otro centro y solo yo me gradué; ahora yo incito a mis alumnas a que continúen y desmuestren que pueden”, asegura Catty.

Con apoyo mutuo y mucha decisión, estas cuatro alumnas y su instructora se empoderan en un campo que de a poco se vuelve más inclusivo en la urbe. (I)

“Mujeres y hombres tienen la misma habilidad pero ellas son más dedicadas”.
Catty Ortiz Almendariz
Instructora de mecánica

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