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Messi es el monigote más buscado en Quito, pero el más difícil de encontrar, ¿por qué no hay muchos en la capital? (FOTOS)

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La final de la Copa del Mundo 2022 tuvo como protagonista al futbolista argentino Lionel Messi, luego que su equipo quedara campeón en Qatar el 18 de diciembre pasado. La euforia por el triunfo sigue latente entre los aficionados que para fin de año quieren un monigote del astro del fútbol.

Sin embargo, como lo recoge un reportaje de EFE, el monigote que representa a Messi aunque es el más buscado para los rituales de fin de año, también el más ausente en los quioscos.

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La razón de la poca presencia de los "Messis" en los puestos de venta es la carestía de los materiales para su elaboración; además porque su reciente triunfo en la Copa del Mundo no ha dado tiempo a los artesanos para elaborarlos, señala la agencia de noticias.

Dónde se encuentran algunos Messi

EFE entrevistó a vendedores que comercializan los monigotes en el parque de La Carolina, en el centro norte de Quito.

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Los llamados "años viejos" se les prende fuego la medianoche del 31 de diciembre, para "quemar" con sus llamas los malos ratos del año que termina, o para "purificar" el que comienza.

Foto: EFE / Juan Francisco Chávez

Según EFE, en los primeros días de venta de monigotes en Quito, pese a ser el más buscado, al de Messi le ganan por goleada los que representan a personajes de películas y tiras cómicas; estos superan en número, incluso, a los que simbolizan a los políticos.

El futbolista Roberto "La Tuca" Ordóñez, del club deportivo Aucas está entre los monigotes que venden en el norte e Quito. Foto: EFE Juan Francisco Chávez

¿Por qué no se consiguen tantos ‘Messis"

Los muñecos más pedidos son los que representan a Messi y los políticos, con precios que oscilan entre los 12 y 65 dólares, dijo a EFE María Pilicita, presidenta de una asociación de vendedores de monigotes en el parque La Carolina, quien vende "Años viejos" desde hace 50 años.

Explicó que ahora ya no se abastecen de monigotes en Quito, sino en Guayaquil, donde los elaboran en cartón y los pintan con llamativos colores.

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En su quiosco y el de su vecina se exhiben los Messi más grandes.

"Es de los más buscados, quizá por la emoción de todo el mundo, pero no sé por qué le quieren quemar a él siendo el más grande del fútbol", cuestionó la vendedora de 65 años.

Los hijos de María, la ayudan en el negocio. Allí reciben el Año Nuevo, queman su "Viejo" (si les ha sobrado alguno), comen algo y se van.

Foto: EFE / Juan Francisco Chávez

Uno de sus hijos, Milton Pila, de 42 años), comentó a EFE que los artesanos comienzan a elaborar los monigotes en marzo y por ello, no tienen aún muchos muñecos que representen a Messi o al francés Kylian Mbappé "porque eso pasó hace unos días".

"Los pocos que tienen de Messi, que son los que más han salido, es porque al último se han trasnochado haciéndolos", explicó Milton.

Los monigotes vienen desde Guayaquil

Martha Hinojosa, de 72 años, es otra vendedora de monigotes. Lo hace en un redondel en el que convergen varias avenidas principales del centro-norte de Quito.

Según la vendedora, el monigote que más pidieron a los artesanos fue el de Messi "porque está a la moda, pero no han trabajado mucho porque no hay papel ni cartón".

Ella pagó 400 dólares por el flete de un camión para trasladar desde Guayaquil a Quito unos 500 monigotes, que compraron por unos 3.600 dólares, contó su hija, Carina.

A veces, dijo la hjia, logran unos 1.000 ó 2.000 dólares de ganancia, "lo que Dios nos bendiga", interrumpió Martha.

"Desde ayer, ni bien bajábamos del camión (los monigotes de Messi) se nos fueron llevando", uno por 100 y otro por 70 dólares, contó mientras un taxista decía a EFE: "¿Cien dólares por un muñeco de cartón?…mejor quemo el billete y no contamino".

Martha espera que le envíen por encomienda en un autobús otros "ocho Messis" que pidió a Guayaquil (suroeste).
"Solo ocho porque la señora que me entrega no tiene más", insistió al reiterar que los compradores quieren "más Messis: el más pedido y el más ausente".

Foto: EFE / Juan Francisco Chávez

En su quiosco está en exhibición un Messi gigante y musculoso con el uniforme de su selección y una gran sonrisa. Por este piden 120 dólares "pero después se rebaja", dice Martha, acostumbrada al juego del regateo.

Un poco más allá aparece otro gran muñeco con una representación de la Copa del Mundo e la mano, y la camiseta albiceleste con el 10 en el pecho, lo que hace suponer que es Messi, aunque poco tiene de la fisonomía del astro argentino.

Martha duerme todos los días con su esposo, de 68 años, y alguno de sus hijos, en el quiosco de 2,50 x 2 metros levantado sobre la acera y cubierto por plásticos, para cuidar el producto. Como María y sus hjios, también reciben el Año Nuevo en lo que por ahora es su lugar de trabajo y vivienda. (I)

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