“Tómanos una foto por si muero en la selva del Darién”, conozca los desafíos que enfrentan migrantes que buscan llegar a México o a Estados Unidos (FOTOS)

El Darién es la peligrosa selva que separa a miles de migrantes de Centroamérica y de su anhelo de conseguir una vida mejor. Esa que muchos piensan está en Estados Unidos y la llaman sueño americano. Grupos de haitianos esperan llegar a México. Después… se verá.

Hudson y otros migrantes haitianos matan el tiempo en Necoclí (Colombia) jugando al dominó con compañeros de viaje venezolanos mientras esperan que llegue el día en que puedan embarcar rumbo al Darién, publica la agencia EFE. Esa selva es peligrosa por la naturaleza misma y los grupos criminales que someten a los migrantes.

Waldi Joseph salió de Chile porque a pesar de tener trabajo su familia no podía ir a vivir con él porque no le daban papeles; a Jean Robert el salario no le daba para mantener a sus 4 hijos y su esposa. Por eso decidió dejar Brasil con toda su familia y hasta la frontera ecuatoriana todo transcurrió sin problemas, pero ahora cree que con las 17.000 personas esperando a cruzar la frontera colombiana con Panamá y los cupos restringidos a 500 personas que pasan al día, le tocará esperar más de un mes en este pueblo del golfo del Urabá.

Migrantes haitianos descansan junto a sus hospedajes, el 26 de septiembre de 2021 en Necoclí (Colombia). Foto: EFE/ Mauricio Dueñas

Una travesía de temer para los migrantes

Nunca antes se habían registrado cifras tan altas de personas intentando cruzar el Darién. Mil fueron en enero, la cifra en junio se multiplicó por diez y en agosto hicieron la travesía 25.000 personas.

A la mayoría de los migrantes haitianos reunidos en Necoclí, a 3.500 km en línea recta de ese otro punto, cuando se les pregunta, dicen que su destino no es Estados Unidos; primero México y luego ya se verá.

Para llegar a México, les quedan por delante cinco países, pero además una selva que habita las pesadillas de quienes pasaron por ella. "Todo va a salir bien", confía Jean Robert. Algunos bromean y se toman con desaire lo que viene después. Hudson y un compañero venezolano, que duerme en la carpa contigua, piden una fotografía.

"Tómanos una foto, ¿y si me muero en el camino? Será una linda foto de dos amigos que murieron en el camino", dice con una lúgubre sorna el venezolano.

De vuelta en Necoclí para contar la crisis migratoria.
Más de 17.000 personas, la mayoría haitianos, esperan un hueco en una lancha que les lleve a la peligrosa selva del Darién, el comienzo de Centroamérica. pic.twitter.com/MCYlADk5Wi

— Irene Escudero (@Iremescudero) September 26, 2021

Mafias y violadores

Saben bien a lo que se enfrentan; les han contado de las muertes, que las violaciones sexuales están disparadas, que les van a cobrar jugosas coimas, que son días andando, que se pueden quedar atrás; del calor, la lluvia, la falta de comida y agua.

Migrantes acampan en una playa, el 26 de septiembre de 2021 en Necoclí (Colombia). Foto: EFE/ Mauricio Dueñas

"De aquí a Panamá puedes encontrar hasta tres filtros de ‘guerrilleros’ pidiendo dinero", relata a Efe el venezolano. "Al que no lleva dinero para pagar a los mafiosos, para pagar la vacuna, lo dejan", añade. Hudson lo llama "seguro de vida", y cuesta hasta 100 dólares, pero en la selva todo se paga: cobran por día, por llevar las maletas, por llevar a los niños, por ir por la ruta más corta…

Y continúa: "Si tienes una nena de 14 años, entre cuatro o cinco hombres, la violan", asegura. Y no es desacertado. Hay una "aceleración de los casos", según Médicos Sin Fronteras (MSF), que tiene una clínica donde atiende a las mujeres abusadas al otro lado de la frontera.

"Lo que me duele más es que nosotros pasamos por Bolivia, Perú y Ecuador y caminas libre. Solamente acá este quilombo; un desastre", apunta Hudson. (I)

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