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Ecuador

“Yo le encañonaba al señor y le pedía que no se moviera… no se quedaba quieto”: Taxistas y homosexuales fueron víctimas de “El Niño del Terror” que llenó de escalofrío al Ecuador en los 90 (VIDEO)

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En la mente de muchos, la figura de un asesino en serie es la de un adulto, de larga carrera delictiva. Para todos, lejos está pensar que un múltiple homicida sea un menor de edad, mucho menos que a los 16 años su apodo de “Niño del Terror” dejara tanto dolor en Ecuador, en los años 90.

– “Yo sacaba mi arma, le encañonaba al señor y le pedía que no se moviera. El señor no se quedaba quieto. Le decía que no se moviera, que no le iba a pasar nada (…)”.

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Con franela verde y chaqueta oscura, un chico de ojos grandes, frente a un enjambre de periodistas y abogados narró cómo le quitó la vida a un taxista.

Ese jovencito, Juan Fernando Hermosa Suárez, acompañado de unos amigos, le había solicitado al conductor un servicio. Era de noche y buena parte de la ciudad de Quito dormía.

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Con su vida pagó ese trabajador el haber respondido a esa solicitud: con dos balazos lo mataron.

Los compañeros de Hermosa Suárez, entre los que por lo general también estaban dos chicas, contarían después que se prestaban a esas andanzas, pero que quien disparaba era Juan Fernando.

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Como todo asesino serial tenía claro quiénes serían sus víctimas. No solo serían taxistas. Hubo también miembros de la comunidad LGBTI.

En su accionar predominaba otro detalle: Los taxistas eran los que conducían un automóvil modelo San Remo, famosos en este país.

El llamado "Niño del Terror", a los 16 años ya había asesinado a más de 22 taxistas y homosexuales, publica El Universo.

Lo hallaron culpable de la muerte de al menos 15 personas entre noviembre de 1991 y enero de 1992 en Quito, añade en Twitter @skhunt92.

El origen del niño que creció rápido

Juan Fernando fue hijo de una mujer sin recursos económicos que, aparentemente, se dedicaba a la limpieza en algunas casas. Del padre biológico no se tiene información.

Vino al mundo en la provincia de Los Ríos en febrero de 1976 y su progenitora lo dio en adopción dos años después.

Una pareja que no tenía descendientes le abrió las puertas del corazón y las de su hogar.

La familia, con su nuevo miembro, se radicó en 1979 en el Centro Histórico de Quito, cuenta @skhunt92.

A quienes comenzó a llamar papá y mamá eran Rafael Olivo Hermosa Fonseca y Zoila Amada Suárez. Ambos trataron de guardar el secreto de cómo llegó Juan Fernando a sus vidas.

Con el nombre de quien lo adoptó hay quienes lo presentan como Rafael Olivo; otros Olivo Hermosa Fonseca.

Según lo expuesto por @skhunt92 , “Hermosa trajo a Juan Fernando a Quito en 1979 para cortar todos los vínculos asociados con su familia biológica. Tanto Rafael como Zoila decidieron ocultarle la verdad a Juan Fernando sobre su origen".

Hermosa Fonseca había sido militar y manejaba negocios en varias localidades. Su esposa era sorda y sufría, además, de artritis. Los dolores de esta enfermedad le restaban fuerzas.

Juan Fernando creció prácticamente solo. A decir de un documental en Youtube, narrado por Adesom Relo, Zoila notaba que el niño sufría de frecuentes cambios de humor.

Relo dice que el secreto de los esposos no pudo sostenerse por mucho tiempo.

Cuando el niño tenía 7 años a la casa de Olivo Fonseca y de Zoila llegó Gloria, una adolescente de 14 años, que se presentó como hermana de Juan Fernando, narra Relo.

No está muy claro el origen de Gloria… habría sido dada también en adopción y supo que tenía un hermano en Quito al que quiso buscar.

A los pocos días, Gloria le estalló la bomba en la cara a su hermanito al soltarle: “Eres adoptado”.

Sobre Gloria, @skhunt92, publicó: “En 1983 cuando Juan Fernando tenía 7 años le pidió a su papá unas monedas para ir al caballito y Rafael insistió en que su hermana, Gloria, lo acompañe. En el trayecto de la casa al almacén Gloria le dijo a Juan Fernando que ni Olivo ni Zoila son sus padres biológicos”.

Relo cuenta que la adolescente llenó de ideas negativas la cabeza del infante. Entre otras cosas le expresaba que los papás adoptivos no lo querían.

Juan Fernando descolocó a la pareja al hacerles la pregunto a sus padres, quienes terminaron abatidos por el dolor.

De los cambios constantes de humor, pasó a la agresividad: a sus 9 años empezó a desquitarse con pequeños animales.

Se dice que no le gustaban los gatos y los torturaba. De la escuela lo expulsaron al llevar degollado a uno de estos animalitos para asustar a los otros alumnos.

"La Pandilla del Terror"

A los 12 años, como un imán, atrajo “amigos”, que traían también problemas de familias disfuncionales. Formó una especie de pandilla, de la que, lógicamente, se erigió como líder.

A este grupo se le veía robando y rondando bares. Pronto comenzaron a llamarlos "La Pandilla del Terror". De allí nació el apodo.

Por varios robos lo enviaban a correccionales, de los que se escapaba con algunos compañeros.

En su hilo de Twitter, @skhunt92 apunta: "En 1988 cuando Juan Fernando tenía 12 años estuvo involucrado en el asalto de un automóvil.

Poco a poco los crímenes empezaron a ser más graves: robar casas o almacenes. Fue arrestado en varias ocasiones antes de los asesinatos de 1991 pero se identificaba con el nombre de Juan Carlos Acosta, su nombre real no constaba en las denuncias.

Juan Fernando y su pandilla se reunían en el puente del Guambra e iban a las matinés de los bares cercanos a la Universidad Central”.

Los primeros muertos

En 1991, a sus 16 años, mató al primer taxista. A los días otra de sus víctimas, extrañamente, fue un conocido. Era Charlie, un barbero travesti, que le había realizado algunos cortes de cabello.

Ese día fue para que lo atendiera. No fue solo. Llegó con la pandilla. Se cree que por invitación de Charlie terminaron yendo a su casa para compartir unos tragos, pero se generó una discusión y "El Niño del Terror" lo mató a balazos.

Sobre el inicio del historial de muertes de este jovencito, @skhunt92 manifiesta: “El 22 de noviembre de 1991 Juan Fernando Hermosa (16 años) junto a Luis Quishpe (14 años) y otros dos adolescentes tomaron un taxi cerca de la 01:00 en dirección al sector de Calderón, al norte de Quito.

Al día siguiente el cuerpo del conductor, J. Zambrano, fue encontrado con dos disparos en la cabeza de un arma calibre 9 milímetros.

El 5 de diciembre de 1991, otro taxista, Geovanny Solórzano, fue asesinado luego de tomar una carrera en dirección a Alangasí, sur de Quito”.

Los crímenes, recuerdan, eran entre viernes y domingo.

La fijación en el carro San Remo

Como se afirmó, las víctimas de “El Niño del Terror” eran taxistas y personas de la comunidad LGBTI.

Los taxistas que hallaban muertos a tiros respondían a un mismo patrón: conducían un carro San Remo.

Con ese automóvil –explican– podía escapar rápido, tras dejar abandonado los cuerpos de los conductores.

“Ese vehículo no se apagaba al subir por las empinadas pendientes de Quito”, de acuerdo con lo declarado, tiempo después, por los miembros de la pandilla, refiere Infobae.

“Entre el 22 de noviembre de 1991 y el 13 de enero de 1992 al menos 15 personas fueron asesinadas. Todas tenían impactos de bala de un arma calibre 9 milímetros (…) Generalmente los autos eran robados y abandonados en las afueras de Quito días después”, tuitea @skhunt92.

Se busca vivo o muerte

La seguidilla de muertes dejaba dolor, miedo e indignación. Pero, por dónde comenzar. Quién era el asesino.

Por distintos medios se afirma que la Policía Nacional creó una unidad especial solo para esclarecer esta alarmante situación y lanzó un dispositivo especial.

La orden era directa: ubicar al responsable.

Desde su cuenta en Twitter, @skhunt92 indica que “así nació nació el Centro de Operaciones de Inteligencia de la Policía (COI)

“La consigna del COI era simple: "Encontrar al responsable de los asesinatos vivo o muerto".

En enero de 1992 tras un fallido intento de asalto perpetrado por la "Pandilla del terror" fue capturado Luis Aníbal Q., de 14 años”.

Este adolescente no tardó en delatar al culpable. Hizo algo más: también reveló su verdadero nombre: Juan Fernando Hermosa Suárez

Con tremenda información, la Policía decidió actuar y se movilizó hasta ubicarlo en las inmediaciones de la avenida América.

Clarín expone: “El 9 de enero de 1992, las fuerzas de seguridad entraron a su domicilio. Se enfrentó a disparos con los agentes y en el tiroteo murió su madre. En medio de la balacera, (“El Niño del Terror”) llegó a tirar una granada militar para tratar de huir”.

Una pared de la vivienda se habría desplomado y dejado heridos a dos agentes.

Ese día, la madre adoptiva dormía. Versiones contrarias giran en este punto. Unas sostienen que ella estaba con su hijo, descansando en una cama. Otras que los agentes se equivocaron de habitación. Los  balazos la alcanzaron… recordemos que era sorda. ¿Pudo ella entender lo que pasaba en esa violenta hora?

Publica Infobae: “El mayor de Policía Fausto Terán junto a un escuadrón llegó hasta la casa de Hermosa.

Los policías entraron a la supuesta habitación del menor por un tragaluz ubicado en el techo. Sin embargo, quien yacía en la cama era su madre. Hermosa advirtió la presencia de los agentes y con su arma empezó a disparar”.

Ese día, finalmente, la Policía atrapó a “El Niño del Terror”, recuerda Clarín.

En videos colgados en la red recuerdan la declaración que el jovencito dio y con la que asombró a todos por la edad. Las ofreció en el ex penal García Moreno.

“Quiero dejar en claro que mi nombre es Juan Fernando Hermosa Suárez y que el 28 de febrero cumplo 16 años”.

El adolescente también narró sobre los crímenes: “Les pedía que se quedaran quietos, que no les iba a pasar nada, pero eso no ocurrió, otra vez me amenazaron con un revólver calibre 22, por lo que utilicé mi arma; y un taxista intentó golpearme con una llave de ruedas, por lo que también me vi obligado a disparar”.

“El Niño del Terror” fue condenado a la pena máxima de ese tiempo (4 años en menores de edad) en el centro de rehabilitación de menores Virgilio Guerrero”, cita @karitupl_.

Fuga y extradición

En ese lugar, Hermosa Suárez le pidió a una chica que le llevara un arma de fuego. Esta llegó a sus manos y el jovencito volvió a matar, esta vez la víctima fue un guardia de seguridad.

Junto con “El Niño del Terror” ganaron la calle otros 10 menores. “Apenas habían pasado 16 meses” de su pena en ese centro, apunta Infobae.

Hermosa Suárez y otro chico cruzaron la frontera hacia Colombia, donde se afirma que “El Niño del Terror” comenzó a asaltar. Robaba joyas.

Lo detuvieron y extraditaron a Ecuador para que terminara de cumplir la sentencia.

En enero de 1996, Juan Fernando Hermosa Suárez recuperó su libertad y se mudó a Lago Agrio, en donde residía su padre adoptivo.

En la zona empezó a frecuentar bares, pero su presencia incomodaba a los clientes.

“El día de su cumpleaños #20 se cuenta que 5 encapuchados se lo llevaron de un bar en el que estaba bebiendo y lo asesinaron, le desfiguraron el rostro a balazos y machetazos, el cadáver fue identificado por sus documentos”, narra @karitupl_.

Según @skhunt92, el cuerpo lo hallaron a orillas en el río Aguarico.  Adesom Relo añade: “Lo reconocieron por la billetera”.

En ella, describe Infobae, “tenía una identificación estudiantil del establecimiento Educación a Distancia: Monseñor Leonidas Proaño, cargaba la boleta de libertad emitida por el Tribunal de Menores y también conservaba un recorte de periódico: “El síndrome Hermosa en todo el país”.

El Caso Amada, la madre adoptiva de Juan Fernando

En octubre de 2016, la Fiscalía General del Estado apeló el sobreseimiento al juicio de Francisco C., supuesto implicado en el Caso Amada Suárez.

Estaba siendo investigado por el homicidio de la madre adoptiva de Juan Fernando Hermosa, reseña Súper.

Este medio ofrecía este dato: La mujer (…) recibió 20 disparos ejecutados, presuntamente por miembros del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Policía.

“Francisco C. comandó el allanamiento a la vivienda de Hermosa para su posterior detención. El pasado 26 de julio se dictó una orden de sobreseimiento al acusado.

Esto, debido a que según las investigaciones de la Fiscalía, existen indicios de que este ciudadano participó en dicho operativo”.

Por qué tantas muertes a tan corta edad

El caso de "El Niño del Terror" fue y sigue siendo reseñado ampliamente. Juan Fernando Hermosa fue un menor con rasgos psicopáticos, robaba en Quito y fue autor confeso de crímenes, describe Súper.

Además de narrar que los señores no hacían caso, este jovencito declaró que los taxistas eran “abusivos” con las tarifas.

Sobre cómo llegó a obtener un arma de fuego, se llegó a informar que se la había proporcionado un policía.

Este polémico punto lo desglosa @skhunt92 así en sus redes: “Volvamos a Luis Quishpe, el adolescente capturado en enero de 1992. Durante uno de los interrogatorios él dijo que un policía que trabajaba en dependencias de la Policía Judicial, de apellido Puchicela, le intercambiaba balas a Hermosa por objetos robados.

Tras ser procesado por los 15 asesinatos Juan Fernando Hermosa dijo que fue contratado por el general de las Fuerzas Armadas Joffre Lima.

Según su versión, la hija menor del general fue violada por un taxista en 1990. Producto de esta violación, la hija del general quedó embarazada y se suicidó. Hermosa dijo que el general lo contrató y que le pagaba por cada taxista que asesinaba”.

Documentales sobre la vida de “El Niño del Terror” coinciden en afirmar que nada de esas declaraciones avanzaron en investigaciones.

Juan Fernando Hermosa Suárez quedó en la historia criminal de América Latina como el asesino en serie más joven del Ecuador: vivió 20 años y sobre sus espaldas pesa, aún, esta historia de terror.

(I)

 

La historia de otros asesinos seriales que aterrorizaron al Ecuador:

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