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Entretenimiento

Década ganada: atracón televisivo provocó producciones como Game of Thrones o Breaking Bad

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Nueva York – AFP

Cada diciembre trae una avalancha de listas con "lo mejor de": películas, libros, discos, series de televisión… pero con el cambio de década, la gran tentación está en definir los hitos de los últimos diez años. La evolución de la televisión ha marcado este período, pues al igual que otros medios de comunicación, se encuentran en la ruleta rusa del éxito o el fracaso.

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Hubo un tiempo en que mirar tele era un asunto de compromiso, una cita con día y hora marcadas: quien quisiera mirar Seinfeld debía estar frente al televisor durante la emisión. Los espectadores más allá de las fronteras de Estados Unidos, además, sufrían un inevitable período de espera hasta que el estreno o la nueva temporada se emitiera en su país.

Con el crecimiento de los servicios de streaming y el paulatino alejamiento del público de las cadenas de televisión tradicionales y sus grillas de programación, la televisión finalmente se convirtió en un fenómeno global. La ansiedad por el próximo capítulo, al que había que aguardar una semana, dejó lugar a un nuevo comportamiento: el atracón televisivo.

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Conocido en inglés como "binge-watching", consiste en mirar de una sentada una serie completa, algo imposible en el pasado pero que los servicios de Netflix y Amazon alientan al subir a sus plataformas las temporadas enteras.

La feroz competencia entre cadenas televisivas, canales de cable y los gigantes online ha generado cientos de nuevos programas que cada año multiplican la oferta. Presupuestos antes impensados en TV, libertad para desarrollar tramas y personajes en amplios arcos narrativos y nombres de peso tanto delante como detrás de cámaras han producido una década de éxitos.

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Game of Thrones, la adaptación de los libros del autor George R. R. Martin que se estrenó en 2011 y terminó, tras ocho temporadas, en 2019, fue quizá el fenómeno cultural de la década. La saga fantástico-medieval, cargada de sangre y erotismo, cautivó a las masas, cosechó premios a diestra y siniestra y propició una industria de productos asociados, convenciones de fanáticos y tours por las locaciones donde se filmó.

Quienes no comulgaron con esa interminable disputa por el Trono de Hierro tuvieron igualmente un menú que no dejó de ampliarse, con títulos que generaron también legiones de seguidores como Breaking Bad, sobre un profesor de química devenido en narcotraficante, o el terror distópico de The Handmaid’s Tale (El Cuento de la Criada), adaptación de la novela homónima de Margaret Atwood.

La comedia Modern Family, el drama político House of Cards o la frescura de The Marvelous Mrs. Maisel también figuraron entre las preferencias del público. (E)

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