Brócoli, tomates, frijoles y más entran en la dieta para prevenir o frenar el cáncer, mira estos 5 menús

Un tema de discusión por años ha sido el de si existen  o no alimentos o una dieta para prevenir o evitar la expansión del cáncer. Desde Barcelona España, comentaba para Cuídate Plus, Marta Comas, dietista y nutricionista del Hospital Quirón, que “en los distintos estudios epidemiológicos que se han realizado sobre la nutrición y el cáncer, se ha podido observar que un mayor consumo de frutas y verduras reduce el riesgo a padecer la enfermedad”.

Para esa misma publicación, la doctora Odile Fernández, superviviente de cáncer de ovario, afirmana que “no hay un remedio milagroso”. Pero, según ella, los alimentos procedentes del mundo vegetal contienen fitoquímicos, sustancias capaces de actuar como químicos. No están presentes en grandes cantidades, pero la experta indica que se ha visto la gran importancia que tienen en el paciente de cáncer. Por ello, sugiere comerlos con frecuencia.

Aconsejan, al seguir esta dieta anticáncer, comer verduras crucíferas, una especie del género Brassica. ¿Cuáles son?: rúcula, brócoli, col, repollo, verduras de hoja verde, nabos y berros.

En mayo de 2020 se informó sobre el brócoli que contiene una sustancia química que puede ayudar a suprimir el desarrollo de los tumores, según un descubrimiento de  un equipo de Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Fernández, quien llegó a publicar un libro, recomendaba: “Toma a diario ensalada y ve  variando los vegetales de hoja verde. Para merendar y a media mañana toma fruta y el brócoli y las coles de Bruselas acompañan bien el pescado, las papas y los arroces”.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

La Asociación estadounidense AARP propuso comer frijoles y lentejas “por tener una gran cantidad de fibra, antioxidantes, fitoquímicos y folato, los cuales protegen las células del colon mientras que estimulan la función de este órgano”.
Decía sobre los tomates. “El contenido abundante del antioxidante licopeno en los tomates puede ayudar a combatir el cáncer, pues detiene la reproducción de células cancerosas y hasta las destruye, entre otras cosas. A pesar de que el tomate es muy nutritivo en todas sus formas, el cuerpo puede asimilar mejor el licopeno de los productos cocidos como la salsa de tomate”.

Y del ajo y la cebolla planteaba: “Los compuestos que le dan el sabor tan fuerte al ajo y a la cebolla pueden neutralizar las sustancias carcinógenas y acelerar la recuperación del ADN que se ha dañado (…) el ajo tiene mayor efectividad contra el cáncer del tracto digestivo, como lo son el cáncer en el esófago y el del colon”.

Los siguientes cinco menús son propuestos por la doctora en nutrición Blanca Alarcón, sobreviviente de cáncer metastásico.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Dra Blanca Alarcón Menjura (@dra_blancaalarconmenjura)

Recomendamos acudir al médico para pedirle orientación sobre temas de salud, de ningún modo este contenido reemplaza las recomendaciones ofrecidas por un profesional en el área de salud. (I)

Lea también:

• La guanábana es sorprendente en la lucha contra el cáncer, favorece al sistema inmune y retarda el envejecimiento
• El cáncer de cuello uterino es el segundo más frecuente después del de mama entre las ecuatorianas
• ¿Beber dos cervezas al día puede provocar cáncer? Estudio revela que el consumo de alcohol aunque sea leve aumenta el riesgo de padecer la enfermedad