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Comunidad

La amistad de tres adultas mayores las hizo ‘hermanas’ en una residencia de Guayaquil

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Cuando alguien pregunta dónde está Judith es natural pensar que si se conoce el paradero de Elizabeth o Carmen, se podrá dar con ella. Verlas juntas es parte de la cotidianidad de quienes laboran en el Hogar Corazón de Jesús, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, lugar que para las tres amigas es sinónimo de hogar.

“Estas niñas son mis ángeles, los ángeles que yo tengo aquí. Son como mis hermanas. Me quieren mucho, me acompañan y me cuidan como si yo fuera una gran cosa”, dice entre risas Judith, quien tiene 92 años y hace aproximadamente cuatro vive en la residencia de adultos mayores.

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El tiempo que ella lleva en el Hogar es la misma cantidad que tiene su amistad con sus ‘hermanas’ Elizabeth (81) y Carmen (72). Aunque para muchos este tiempo no resulte extenso, lo cierto es que esta unión es tan intensa como si correspondiera a una de hace ya varias décadas.

Las tres amigas se reúnen para conversar de viajes y experiencias propias de cada una. Foto: Prisilla Jácome

 

El punto de encuentro las tres mujeres suele ser la pieza en la que vive Judith, pues “ella es la que tiene el televisor grande”, asegura Elizabeth, señalando un plasma con una sonrisa que denota picardía. En él ven desde noticias hasta su novela favorita. Las tardes están reservadas para tomar café mientras conversan de todo.

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“Estoy feliz de vivir aquí, es como si viviera en un pedazo de cielo porque lo tengo todo lo que yo quiero y necesito”, dice Elizabeth mientras mira a quienes considera miembros de su familia. “Por algo este lugar se llama ‘Hogar’”, añade.

Para Carmen, esta amistad se mantiene porque, además del cariño que han logrado desarrollar entre ellas, comparten experiencias e ideas comunes. “A pesar de nuestras diferencias de edad, tenemos las mismas maneras de pensar y eso nos une”, dice.

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Esta amistad es tan grande que el círculo no está limitado: entran más amigas que tienen en el hogar. (I)

 

Amistad que se mantiene en la cercanía

Olimpia Angulo (i) y Josefa Mero son grandes amigas que pasan gran parte del tiempo juntas. Foto: Prisilla Jácome

Recuerdan que la primera vez que se vieron fue en uno de los cursos de manualidades que ofrece el Hogar Corazón de Jesús a todos sus residentes. Ambas estaban en la misma clase, pero las dos la vivían de distinta forma: mientras Olimpia (76) se frustraba en la actividad porque no era tan hábil con las chaquiras, Josefa (89) disfrutaba, pues era toda una experta.

El tiempo pasó y esas diferencias desaparecieron, así como se esfumó la etiqueta de ‘desconocidas’ entre ellas. “Antes nos reuníamos en su cuarto e incluso ella hacía unos brownies (negritos) deliciosos”, relata con alegría Olimpia.

Hoy, las dos no están separada por paredes, pues actualmente ambas viven en la sala Santa Lucía 1 de la institución. ¿Qué tan unidas son? Josefa y Olimpia literalmente duermen en camas que están una al lado de la otra. (I)

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