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Ecuador

La inmunoglobulina A, un frente defensivo ante los virus

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Cuando el cuerpo se siente amenazado por un virus o bacterias activa al sistema inmunitario. A esta reacción uno de los soldados que nos defienden son las inmunoglobulinas de clase A, que forma parte de la respuesta inmune adaptativa del organismo.

Esta respuesta es más lenta pero distinta para cada patógeno y con capacidad de crear memoria. A su vez, se divide en la respuesta celular y humoral. Esta última se caracteriza principalmente por la producción de anticuerpos (inmunoglobulinas, Ig).

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La Ig. A es el anticuerpo encargado de la defensa inmune en las mucosas. Esta actúa de tres formas diferentes: neutraliza, opsoniza y pone en marcha la cascada inmunológica.

La neutralización impide que los patógenos se unan a las células epiteliales del organismo, uniéndose y formando con ellos unos complejos estables.

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La opsonización los marca y revela su presencia para facilitar la fagocitosis del patógeno. Al unirse la IgA al patógeno, formando un inmunocomplejo, se favorece también la activación del sistema del complemento del cuerpo.

Finalmente al poner en marcha la cascada inmunológica, una vez unido el complemento, se produce la activación en cascada de las diferentes proteínas que dan lugar a un efecto amplificador de la respuesta del sistema inmune.

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La IgA se encuentra con menor presencia en la sangre, pero tiene mayor asistencia en las secreciones de las mucosas de nuestro organismo: lágrimas, saliva, leche materna y también en la mucosa gastrointestinal, urogenital y respiratoria.

Por esto, se dice que se encuentra en primera línea de defensa, ya que las mucosas son el lugar de entrada más frecuente de las enfermedades.

Esta inmunoglobulina es capaz de resistir a la acción destructora de los enzimas que se encuentran en las secreciones y puede soportar fácilmente el pH ácido del intestino. (I)

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