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Ecuador

El conmovedor testimonio de una madre que perdió a su hijo en la Guerra del Cenepa: Excombatientes aspiran a que el 21 de febrero sea más trascendente en Ecuador

Han pasado 27 años desde que María Chango Díaz vio partir de su casa, en el barrio Rosario de San Miguelito, al segundo de sus cinco hijos, Héctor Efraín Pilco.

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Redacción / José Antonio Tumbaco

Han pasado 27 años desde que María Chango Díaz vio partir de su casa, en el barrio Rosario de San Miguelito, al segundo de sus cinco hijos, Héctor Efraín Pilco.

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Era 1995 y el joven graduado en el colegio Jorge Álvarez del cantón Píllaro, provincia de Tungurahua, con 22 años de edad, había decidido quedarse en el Ejército para vestir de uniforme el resto de su vida.

Héctor ya había hecho el servicio militar y sintió que quedarse en la milicia era su deber. Y así fue. Los últimos días de diciembre de 1994, Héctor había retornado a su natal vecindario para pasar las fiestas con su mamá, su papá Víctor Pilco Yachimba y sus cuatro hermanos. Estuvo con ellos ocho días franco hasta que regresó al cantón Mera (Pastaza), donde estaba acantonado.

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Arribo de uno de los helicópteros empleados durante la guerra del Cenepa. Foto: Cortesía

Pocos días después, las primeras escaramuzas del conflicto con los soldados peruanos se recrudecieron. Héctor fue destinado a la defensa del territorio ecuatoriano al Batallón de Selva No. 61 Santiago, en Tiwinza. A 417 kilómetros de distancia, María, ni siquiera estaba enterada del traslado y menos de la guerra. Héctor no llamó. Nunca se despidió de su mamá.

Con voz entrecortada, María, de 70 años, aún reniega y se lamenta a la vez.

Cuando se enteró que el Ecuador entraba en guerra con Perú, sintió morir. Se cayó y se lastimó. Su presentimiento de madre la tenía con un nudo en la garganta. Sin noticias de Héctor transcurrieron aproximadamente veinte días hasta que el domingo 29 de enero de 1995, dos oficiales militares de Latacunga tocaron su puerta.

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“En casa estábamos con mi esposo y mi último hijo. Me dijeron que me llevarían a Quito para ir a ver a mi hijo que venía en camino. Yo creí que venía herido y pensaba en atenderlo. Pero llegamos a una sala de velación y un avión aterrizaba. Entonces un coronel se me acercó, me tomó de los dedos mayores (pulgares) y me dijo que tenía que resignarme porque mi hijo había perdido la vida”, recordó María. Su esposo, su cuñada y dos hermanas que vivían en Quito fueron el soporte de la mujer, de entonces 45 años. Aquel nudo en la garganta se había desatado, al igual que el llanto desenfrenado de los familares.

Desde entonces, María dice que no ha  sanado. Su enfermedad llamada depresión del alma no tiene pastillas ni remedios. Y que apenas siente alivio cuando sueña con Héctor. Su hijo, nacido un 15 de diciembre de 1973, fue uno de los primeros soldados caídos en  la guerra del Cenepa. Otros treinta militares también fallecieron en el conflicto que terminó el 28 de febrero con el cese de hostilidades, luego de la Declaración Itamaraty, donde ambos países acordaron el retiro de sus fuerzas militares.

Trece años después, en el 2008, las autoridades nacionales declararon el 21 de febrero como Día del Héroe Nacional, sin embargo la fecha no ha tenido tanta resonancia como sus héroes lo merecen y sus familias lo exigen; por ello han decidido empujar la fecha desde ahora.

Asociación lidera iniciativa

Luis Albuja Báez, sargento primero en servicio pasivo y presidente de la Asociación de Excombatientes con Discapacidad y Condecorados Héroes del Cenepa, con vida jurídica desde 1998, aspira a que la fecha tenga la difusión como muchas otras del calendario cívico nacional.

“Así como en su tiempo a nosotros nos enseñaban en las escuelas todas las fechas cívicas importantes como la Batalla del Pichincha y de personajes como Abdón Calderón, de la misma manera el conflicto por la defensa del país que dejó 33 héroes, también merecen reconocimiento”, señala el militar, cuyo gremio agrupa a 263 personas.

Albuja reconoce que no han tenido acercamientos con entidades estatales y que más bien desde este año, por iniciativa y compromiso propio, motivan a que se conmemore a los héroes como el tungurahuense Héctor Pilco.

Así surgió el Día del Héroe Nacional:

El día en que se conmemora al héroe nacional no fue elegido al azar, pues en aquella fecha cayó abatido el teniente Geovanni Calles Lascano.  Ese día, un martes, a pesar del acuerdo de Itamaraty en firme apenas cuatro días antes, una patrulla peruana atacó una posición ecuatoriana en la que estaba Calles.

Manuel Arturo Andino, suboficial mayor y socio fundador de la asociación, coincide con Albuja en el propósito de acentuar esta fecha en el calendario cívico y en su enseñanza en las aulas del país. Andino sirvió en el Ejército inicialmente en la provincia de El Oro, donde entrenaban para otro tipo de misiones, sin embargo, también fueron desplazados a la frontera. Él estuvo en Coangos y Base Sur.

“Vivir una guerra  es uno de los momentos más importantes de un soldado por la defensa de su nación. Estábamos dispuestos a dar nuestras vidas. Además nos llenábamos de valor cuando nos llegaban las noticias que los doce millones de ecuatorianos (la población en ese entonces) estaban con nosotros”, recuerda Andino, quien hoy vive en el Valle de los Chillos y tiene una empresa proveedora de madera fina a constructoras.

Andino revela que la forma de comunicación de los soldados con sus familias fue a través de las señales de los radioaficionados que se enlazaban a las frecuencias militares de combate.  “Ellos jugaron un papel muy importante desde la motivación y el aliento que necesitábamos en nuestras trincheras. Las cartas de los niños que nos hacían llegar a los destacamentos eran también ese empuje anímico. Sabíamos que no les podíamos fallar”, evoca.

Pero el momento más importante, dice Andino, fue cuando el expresidente Sixto Durán Ballén (+) proclamó desde el balcón de Carondelet la legendaria frase ‘Ni un paso atrás’.  “Esas palabras más que una orden fueron un sentimiento para los soldados. Lo sentimos como propio, era la oportunidad para demostrar con más fuerza que Ecuador no podía ceder un milímetro”, dice. Albuja y Andino se muestran convencidos en que la tarea de consolidar esta fecha especial no solo es un homenaje para sus compañeros que ya no están sino para todos los 5.574 soldados que batallaron en 1995.

Y que de la misma manera como cada 25 de enero, María Chango acude al humilde cementerio de Píllaro para recordar a su hijo Héctor, todo el país evoque en su memoria a los 31 rostros que este 21 de febrero les mostramos en nuestra portada del impreso.

Portada de Diario Qué! del lunes 21 de febrero de 2022.

 

Reencuentro de deudos y sobrevivientes en misa de este lunes 21 de febrero

Este lunes 21 de febrero, a las 12:00, en la Basílica del Voto Nacional, en Quito, se realizará una misa en memoria de los soldados que fallecieron  en la guerra de 1995. Será la primera vez que los deudos y los oficiales sobrevivientes se encuentren en una ceremonia religiosa.

Luis Albuja detalla que la liturgia también será en conmemoración de los 27 años de la victoria del Cenepa. Con gala de mucha certeza, María Chango confirmó que también estará en la iglesia. Albuja invitó a la ciudadanía a acompañarlos. (I)

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