Cuestionamientos por ‘pico y placa’

Ampliar el régimen del pico y placa fue una de las propuestas del alcalde de Quito Jorge Yunda al inicio de su gestión, en mayo, una propuesta que el burgomaestre hizo oficial para implementarse a partir del 2 de septiembre, con el fin de aliviar la carga vehicular ante trabajos de repavimentación que llevarían hasta ocho meses.

El pico y placa se instauró en la capital ecuatoriana el 2010, con restricción de circulación por seis horas, entre mañana y tarde, para los vehículos particulares y motocicletas. Para septiembre, la medida se amplía a una restricción de 12 horas (7:00 a 19:00) y se incluyen a taxis. Solo vehículos eléctricos estarían exentos de la medida.

Aunque Yunda reconoció que la ciudadanía hará “un esfuerzo” con una medida “necesaria para descongestionar las vías mientras dura el plan de repavimentación”, las reacciones, especialmente del gremio de taxistas no tardaron.

 

 

Para Carlos Brunis, presidente de la Unión de Cooperativas de Taxis de Pichincha, la medida incide en la economía de sus socios, “porque significa que esas familias no van a comer en esos días (de restricción)”.

Entre los motociclistas también hay inconformidad al considerar este vehículo como una herramienta de trabajo, por lo que la medida afectaría “a gran un sector popular de la comunidad”, señaló en un comunicado la Asociación Ecuatoriana de Motociclismo. Taxistas y motociclistas buscan diálogos con autoridades.

En la actualidad, la circulación en Quito está restringida para 35.000 vehículos con el pico y placa, cifra que llegaría a 50.000 con los de transporte público. (I)