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Ica, la región sureña de Perú que enamora a los visitantes con sus atractivos que envuelven en cultura y aventura
A solo cuatro horas de Lima puedes visitar la Reserva Nacional de Paracas, sobrevolar las Líneas de Nasca o hacer ‘sandboard’ en la Huacachina.
Matices naranjas brotan de asimétricas dunas y se mezclan con los rayos del sol; su ambiente cálido llama a relajarse y curiosamente a descubrirlo. Pero es su calorcito el que permite entrar en confianza y da aviso de que estamos por llegar a Ica. Esta región sureña, ubicada unas cuatro horas de Lima, está llena de paisajes que parecen sacados de una película, de esos a los que sería imposible visitar en un viaje corto.
“Cada rincón resguarda el legado cultural e histórico de antiguas civilizaciones”, dice con seguridad Angie Vera, quien lleva varios años siendo guía para los turistas. De pie y acostumbrada al tambaleo de una furgoneta en movimiento, la joven no desaprovecha cada detalle en la carretera para contar su significado e importancia.
“Hay muchas teorías sobre su nombre, una de ellas es que Ica proviene de la palabra quechua que quiere decir aguas que brotan del suelo”, nos habla mientras continuamos el recorrido. Al notar nuestro interés prosigue: “Otra es que Ika fue el nombre del Curacazgo más antiguo del Imperio Yunga, y que con la llegada de los conquistadores españoles dio origen a tres pueblos coloniales: Santiago de Urin, Purísima Concepción de Anan y San Juan Bautista de Urin”.
En este territorio se asentaron varias culturas prehispánicas, entre las más importantes constan Wari, Ica, Paracas y Nasca, estas dos últimas 600 a. C. al 100 d. C. y 100 a. C. al 800 d. C., respectivamente. “Este pueblo era conocido como Villa de Valverde. El español Gerónimo Luis de Cabrera y Toledo lo fundó con ese nombre en junio de 1563”, afirma sin perdernos de vista.
Curiosidad desde la ventana
Un segundo en silencio fue suficiente para que uno de los ecuatorianos que íbamos en el vehículo lance una pregunta: “¿Y qué son esas especies de lomas que tienen una cruz en la cima?”, dijo mientras señalaba por la ventana. “Son vestigios culturales que ponen en evidencia la costumbre que ellos tenían para enterrar a los muertos”, responde de inmediato. “Esto es bastante común observar a lo largo de la carretera, ya muy cerca de la ciudad de Ica”, añade.
Eso dio pie para que Angie comenzara a explicar sobre la trepanación craneana, una práctica de los Paracas que tenía fines medicinales. Se trata de una cirugía que generalmente se hacía a los guerreros que caían heridos durante la batalla y que consistía en agujerear el cráneo y sustituir el hueso roto por una placa de oro, expresa la tour operadora ante la mirada curiosa y expectante del grupo. “Con la intervención se buscaba aliviar los dolores de cabeza”, agrega.
Finalmente toma asiento, pero no porque está cansada de hablar, se acomoda y continúa con la guía desde su silla. Con un volumen más alto, Angie empieza a enumerar los destinos ideales para visitar en este distrito de la provincia de Pisco.
Nos habla de la Reserva Nacional de Paracas, un santuario con múltiples atractivos, que pese a haber sufrido daños en la icónica Catedral, no pierde su encanto natural; de la Huacachina, un oasis en medio del desierto costero del Pacífico; de Nasca, un lugar único donde la alemana María Reiche encontró varios geoglifos. Y… “¡Llegamos!”, dice con emoción la guía. Había llegado el momento de testificar todo lo que oímos en el trayecto.
Reserva de Paracas: Alberga la única playa roja en Sudamérica y una de las cinco en el mundo. Viven 200 tipos de aves y especies marinas. El ingreso cuesta unos $ 3 si vas por tu cuenta. Si lo haces con un tour operador, la empresa debe cubrir el pago.
Oasis de la Huacachina: Según la leyenda, su laguna nace de las lágrimas de una hermosa mujer de ojos verdes, que lloraba la muerte de su amado. Puedes explorar las dunas en 4×4, hacer sandboard, volar en parapente y disfrutar de un pícnic a la puesta del sol. Ofrecen paquetes desde los $ 130.
Líneas de Nasca: Existen casi 800 geoglifos en el desierto de las ciudades de Nasca y Palpa. Entre los más conocidos están el colibrí, cóndor, pelícano, mono, araña y las manos. El sobrevuelo desde Nasca cuesta $ 70 y desde Pisco $ 330 con la aerolínea Aerodiana y $ 280 con Aeromoche.
Islas Ballestas: Se dice que estas formaciones rocosas reciben su nombre debido a los grandes arcos de piedra que la erosión ha formado en ellas. Son un lugar privilegiado para observar lobos marinos y aves guaneras. El ingreso está permitido únicamente a través de operadores turísticos en horario de 08:00 a 12:00.
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