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El movimiento Black Lives Matter sacude también la cultura
París / AFP
El movimiento Black Lives Matter, relanzado tras la muerte de George Floyd, sacude también el mundo cultural, como lo demuestra la retirada de "Lo que el viento se llevó" de una plataforma digital y el auge de ventas de libros sobre el racismo en el mundo anglosajón.
Las plataformas, movilizadas
De Netflix a Amazon, las plataformas reaccionaron a la muerte el 25 de mayo de este afroestadounidense a manos de un policía blanco en Estados Unidos, destacando las obras de artistas negros, con secciones consagradas. "Cuando decimos que ‘las vidas de los negros cuentan’, también subrayamos que las de los autores negros cuentan", afirma Netflix, que pone de relieve en su sitio estadounidense desde "Moonlight", Óscar a la mejor película en 2017, hasta la serie "Dear white people". Su competidor, Amazon Prime, lanzó también en Estados Unidos una sección bautizada "Black History, Hardship & Hope", con películas como "Cuestión de justicia", con Michael B. Jordan.
Lanzada a mediados de mayo, HBO Max retiró temporalmente de su catálogo el clásico de 1939 "Lo que el viento se llevó", ganadora de ocho Óscar, debido a que "representa los prejuicios racistas que eran comunes en la sociedad estadounidense". La nueva plataforma prevé volver a incluir las aventuras de Escarlata O’Hara en línea, con elementos de contexto. Otro efecto colateral: los libros sobre la cuestión racial arrasan en el mundo anglosajón. Desde "White fragility" de Robin DiAngelo, a "How to be an antiracist", del profesor universitario Ibram X. Kendi, siete de los libros más vendidos en Amazon Estados Unidos tratan sobre esta temática.
En Gran Bretaña, "Why I’m No Longer Talking to White People About Race", de Reni Eddo-Lodge, encabeza la lista de ventas de la cadena Waterstones.
En ficción, la novela "Niña, mujer, otras", de la anglonigeriana Bernardine Evaristo, es el libro más vendido. Esta crónica de la vida de unas familias negras en Gran Bretaña se llevó el año pasado el prestigioso premio Booker, ex aequo con "Los testamentos", de Margaret Atwood.
El debate sobre la violencia policial y el racismo también hace mella en los medios. En Estados Unidos, se quitó de programación la serie "Cops", una "institución" televisiva criticada por haber exagerado el peso de la delincuencia en el país.
En Gran Bretaña, la plataforma de la BBC suprimió su conocida serie humorística "Little Britain", por "blackface", es decir, cuando se pinta la cara de blancos para que interpreten a negros.
"Los tiempos cambiaron desde la primera difusión de ‘Little Britain’", argumentó un portavoz de la BBC a la revista Variety.
También tuvieron gran eco mediático los comentarios de la cocreadora de "Friends", Marta Kauffman, quien en una reciente mesa redonda admitió "no haber hecho lo suficiente por la diversidad" en su serie ambientada en Nueva York y criticada desde sus inicios por no ser lo bastante representativa de la sociedad.
"Debo encontrar la manera de colaborar con nuevos equipos, autores y voces, sin apropiarme de nada", confió Kauffman a la prensa especializada.
La expresión "música urbana", que designa ya sea el rap, el hip hop o el R&B, y empleada fácilmente para referirse a la música de los artistas negros, también sale malparada en este contexto de protestas.
La discográfica Republic Records, una rama de Universal que cuenta entre sus artistas con los Canadiens Drake y The Weeknd, abrió la vía al dejar de utilizar este calificativo. Le siguieron los premios Grammy, que anunciaron que cambiarán el nombre de algunas categorías recompensadas, como la de "Música urbana contemporánea", reemplazada por "R&B progresivo". (I)
Fenómeno editorial
Ley y orden
Adiós a la música urbana