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Despertó la voz de los guayaquileños, ahora falta atacar el machismo

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Ayer se cumplió una semana desde las manifestaciones contra la violencia de género en Ecuador. En Guayaquil, decenas de mujeres y hombres alzaron su voz para pedir seguridad.

A pesar de ese conmovedor llamado de atención, los crímenes que produce el machismo siguen ocurriendo y lo peor: faltan estadísticas en tiempo real para generar acciones.

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“En 2018 el Estado aprobó la Ley para Prevenir y Erradicar la violencia contra Mujeres y esta exige que haya estadísticas, pero aún nada; tampoco hay presupuesto para la ley”, cuenta Gina Galeano, coordinadora del programa municipal Amiga ya no estás sola.

Esta entidad actualmente labora en un sistema para recopilar los datos propios y de otras entidades que reciben dan acompañamiento legal.

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Mientras las instituciones se organizan, la pregunta está en la cabeza de los ciudadanos: ¿qué hacer para que no haya más víctimas?

“Vivimos en violencia por eso no nos indignan los miles de casos de mujeres que denuncian violencia, los 88 femicidios en 2018, los 9 femicidios en este mes”, señala Lita Martínez, directora del Cepam, al citar cifras recogidas por la Red Nacional de Casas de Acogida.

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Galeano y Martínez concuerdan en que las campañas y los cambios en educación son necesarios, así como la mejoría en el sistema judicial y de acompañamientos a víctimas. Pero eso no bastará mientras la sociedad se mantenga machista.

Para tener soluciones a futuro es requisito comenzar a trabajar en las nuevas masculinidades. Este tergiversado concepto no significa otra cosa que criar hombres más sensibles, que no vean en la agresividad una manera natural de relacionarse; y preparar a mujeres insumisas, que sepan tomar derechos que les pertenecen.

“Para combatir el machismo hay que evaluar cómo nos relacionamos entre hombres y mujeres ”, señaló Galeano. Frases tan comunes como "si maneja mal es mujer" o "es niña, ella no puede jugar fútbol" son detalles que delatan el machismo, al igual que acciones como permitir el abuso verbal (piropos) en las calles o el enviar imágenes de mujeres sin permiso a través de medios electrónicos.

Un espacio sin juicios por aspecto, sin lenguaje violento; sin opiniones que se piensen superiores a otras debido a género; con la certeza de que las denuncias serán escuchadas; en que no se vea a la mujer como objeto sexual; donde hombres y mujeres tengan iguales derechos… ese es un ambiente seguro por el que todos deben trabajar.

"Habrá un momento en que mirarnos hacia atrás será vergonzozo. Creemos que con un acompañamiento adecuado las nuevas generaciones, e inclusive la nuestra, serán distintas", sentenció Martínez.  (I)

‘Hemos naturalizado la violencia’

“En nuestra sociedad, la violencia no es algo esporádico sino permanente, está en las relaciones. Los hombres jóvenes han ido entendiendo el costo de sostener el sistema machista. Esto pasa factura: a ellas las matan y a ellos se les exige ser insensibles”, opinó Lita Martínez, directora ejecutiva de Cepam.

La activista también llamó a actuar a las empresas e instituciones. “La industria debe identificar factores de violencia, saber cómo viven sus empleados, que vean lo costoso que es para ellos que una mujer viva violencia porque falta más, produce menos. Un hombre violento va a causar conflictos dentro de la empresa y será menos productivo”, agregó.

‘No hay que simplificar’

Luego del asesinato de Diana y la violación a Martha, usuarios de redes intentaron simplificar los hechos al asegurar que no eran casos de machismo sino de “buenos contra malos“.

“Si esto fuera así, ¿cómo filtras quienes son los buenos y quienes los malos antes de que suceda la violencia? No tiene sentido. Esto es un problema estructural y cultural. El origen de la violencia es el machismo: formas de ver, pensar, actuar con las que convivimos”, aseguró Gina Galeano, coordinadora de Amiga ya no estás sola.

Galeano indicó que para deshacerse del machismo no basta una charla. “Hay que diversificar acciones y abordar a varios grupos al mismo tiempo”, señaló.

En escuelas…

Una nueva malla curricular que contemple materias como ética, cívica, amor a la patria, convivencia pacífica, es la propuesta que enviará el presidente Lenín Moreno al Ministerio de Educación.

Así lo aseguró el secretario particular del Ejecutivo, Juan Sebastián Roldán, y señaló que en las próximas semanas se conocerán los cambios con los que se espera enseñar, desde la niñez, a combatir la violencia.

“Nuestros valores, principios y formación tienen que ser de paz y basados en una convivencia armónica. Solo así conseguiremos cambios trascendentales como país. Emprenderemos acciones concretas en materia educativa”, fue el mensaje que envió el vicepresidente Otto Sonnenholzner.

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