Fui rescatado en Sauces 2 y estoy en busca de una familia

Si alguien sabe de suciedad, tuercas y llantas soy yo, Panchito. Y no precisamente porque sepa de mecánica sino porque cuando era un cachorro de a penas dos meses me abandonaron junto a mi hermanita Nala en una calle de Sauces 2, cerca a una vulcanizadora.
Ese tiempo fue muy triste para nosotros, porque las personas que trabajaban en ese lugar nos maltrataban y hasta nos tiraban piedras cuando buscábamos algo de comida y agua. Extrañábamos mucho a nuestra mamá y no entendíamos qué estaba pasando.
Las semanas transcurrían y el miedo se apoderaba de nosotros porque siempre nos lastimaban y ponían malas caras. Pero un buen día, alguien se compadeció de nosotros y llamó a nuestro ángel de la guarda, Katiuska Delgado, fundadora de Refugio Pana. Ella y todo su equipo nos consiguieron un hogar temporal para que estemos a salvo.
Me cambiaron de nombre
En ese lugar me dieron mi primer baño, ahí conocí la limpieza. Aún recuerdo las caras de mis amigos del refugio cuando se dieron cuenta de que estaba lleno de pulgas, fue muy gracioso porque a pesar de eso se mostraron muy amorosos conmigo.
Tengo que confesar que se quedaron tan impactados que el primer nombre que me pusieron fue Pulguito. No me simpatizaba mucho, pero lo tenía bien merecido.
Desde el primer día me trataron superbién, me llevaron donde un veterinario porque estaba muy flaquito a causa de la falta de alimento. Me diagnosticaron anemia y tuve que pasar por un tratamiento.
Sueño con un hogar
Pero todo eso ya es cosa del pasado, ahora que tengo 2 años estoy sano y fuerte, me gusta mucho jugar, correr y caminar con mis amigos. También amo que me abracen y rasquen mi barriguita, con eso me acurrucan y me quedo dormido rapidito. Mi hermanita Nala tuvo mucha suerte, pues al mes de su rescate fue recibida por una familia maravillosa que la trata como una reina. Pensar en ella me anima a soñar con el calor de un hogar, con humanos que anhelen un amigo de cuatro patas, amoroso y obediente como yo. De lo último no tienen de qué preocuparse porque en el albergue me enseñaron a comportarme bien en todo momento. Aunque al inicio me costó un poquito la verdad, pero ahora soy juicioso a la hora de comer, de dormir o pasear.
Mi sueño es conocer la playa, me imagino correteando en la arena y atrapando objetos, metiendo mis patitas en el agua salada y disfrutando con mi humano favorito. Seguro seré la mejor compañía, pues mi amor es incondicional.

¿Cómo puedes adoptarme?
Puedes escribir a mis amigos de Refugio Pana (099-188-2949). Recuerda que el proceso de  mi adopción no tiene costo, pero necesitas cumplir  requisitos y ser entrevistado.

(I)