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Max, el perrito abandonado que fue acogido por el personal de la Casa de la Cultura

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Revolotea por las áreas verdes de la Casa de la Cultura (CCE), ingresa a las oficinas como dueño de casa, es cariñoso y se deja acariciar por empleados y visitantes.

Es el perro Max, así lo llaman los trabajadores de la institución quienes afirman haberlo adoptado. “Vino y se instaló” dice Rocío, médica de la CCE, y cuenta que más o menos desde julio del año pasado empezó a deambular por el lugar.

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Un perro abandonado fue acogido por el personal de la CCE.

Algunos comentan que fue abandonado, que era la mascota de una de las casas del sector pero lo echaron y por eso fue a parar allí.

Casi enseguida se ganó el afecto del personal. Según indica Tania Vallejo, enfermera del dispensario, más o menos desde agosto decidieron organizarse para comprarle un quintal de comida, que le dura varios meses, incluso tiene rutina de baño.

Entre varias personas le han construido su propia casita. Foto: Irina Jaramillo

Lo que a ella le sorprende es la solidaridad y cariño que le han expresado al can. Hace unas semanas, Max enfermó de neumonía, pero todos aportaron para pagar los gastos, porque sin duda el perrito ya es parte de la familia de la Casa de la Cultura. (I)

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