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Mamá meteoróloga: Gabriela Román disfruta de su labor maternal en el hogar y de su rol profesional en la Dirección General de Aviación Civil

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Guayaquil / Prisilla Jácome

Gabriela Román se siente orgullosa de dos cosas en la vida. La primera, haber perseguido sus sueños profesionales de convertirse en comunicadora social y meteoróloga aeronáutica, siendo esta última la especialidad que le permite ejercer hace 18 años en la Dirección General de Aviación Civil.

Y la segunda, y no menos importante, la de ser madre de Isaac (1), de Franco (4), de César (14) y de manera especial la de Mateo (19), el único que no salió de sus entrañas.“Adopté al hijo de mi esposo de su primer matrimonio cuanto tenía 5 años. Yo tenía 25 cuando me embaracé de César y a la par, más o menos, me convertí en madre de Mateo. Puedo decir que mi primer hijo biológico vino acompañado de su hermano. Para mí fue como tenerlos al mismo tiempo”, expresa maternal porque así se siente con los cuatro, sin excepción alguna.

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“Mateo es mi hijo. Lo único que no tiene mío es el apellido, pero de ahí es mi responsabilidad completa. Cuando está enfermo estoy yo, cuando está bien estoy yo, al colegio voy yo o su papá. Podría decir que me alquilaron el vientre”, expresa con una sonrisa constante.

Tras casi 15 años de horarios laborales rotativos, Román puede disfrutar de más tiempo junto a sus cuatro hijos y su esposo en fechas especiales. Foto: Cortesía

Para la mujer de 39 años, la mejor parte de su rol como madre es que no se ha convertido en un impedimento para seguir creciendo como profesional. Ha conseguido amigar ambas funciones de manera equilibrada gracias también al apoyo de Paulo, su pareja en casa y compañero en la entidad en la que labora. Con dicha comprensión mutua y responsabilidad compartida, ella ha podido no solo proveer en casa, sino también seguir en su misión como mamá.

Compromiso y responsabilidad

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“Para mí la meta es preparar seres humanos para vivir en sociedad, porque si a mis hijos no les enseño el respeto no me van a respetar a mí y mucho menos a su entorno. Si no se les enseña principios, si no se les enseña ética y valores engendramos lo que tenemos ahora en la sociedad y que tanto daño le hace. Hay que enseñarles que sus derechos terminan cuando comienzan los de otro. Es una responsabilidad muy grande criar un hijo”, indica.

Educar, cuidar y proteger es parte de su compromiso como mamá, pero dicha responsabilidad también es para ella inspiración diaria. “Ser mamá te aferra a la vida, porque cuando uno es joven y soltero puede decir hasta que se quiere morir, pero cuando uno es mamá no hace esos chistes. Uno sabe que uno prefiere la vida sobre todo porque no puedes dejar en la orfandad a una criatura, sin alguien que lo cuide y le dé todo el amor y el cariño que merece”, resalta. Por eso Gabriela cree fielmente que ser madre es sinónimo de valentía. Una virtud que cobija como a sus cuatro pequeños. (I)

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