Comunidad
Estudiantes de la Espol llevan conocimiento a niños y familias de una comunidad en el Golfo de Guayaquil
Enriquecer el aprendizaje con técnicas lúdicas de enseñanza, despertar la pasión por la naturaleza que los rodea y una concienciación sobre la acertada interacción entre la tecnología y la conservación del ecosistema. Ese es uno de los objetivos de un grupo de politécnicos de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la Espol, que a través de charlas y talleres virtuales impulsan en niños de la comuna Bellavista, en el Golfo de Guayaquil, que desde 2015 no tiene acceso a escolaridad.
El proyecto ha sido bautizado como Estrategias de desarrollo acuícola para mitigar el impacto socioeconómico en comunidades del Golfo de Guayaquil ante pandemia Covid-19. El mismo es realizado en coordinación con la Unidad de Vínculos con la Sociedad de la Espol, y dirigido por la profesora Alba Calles, con la participación de seis estudiantes de la carrera de Acuicultura: Carlos Palacios, Patricia Aguilar, Ronald Aponte, Angie Valverde, Wilson Rivadeneira y César Valle.
El programa se inició de forma virtual el 1 de junio en el contexto de la pandemia, sin embargo, forma parte de un proyecto anterior, iniciado en 2017, en el que los politécnicos capacitan en producción acuícola a pescadores artesanales de las comunidades Puerto Libertad, Bellavista y Cerrito los Morreños, de la zona conocida como Don Goyo. Calles indica que para llegar a estas comunidades solo se puede acceder en botes, en un trayecto de más de una hora. Cuando iniciaron las restricciones de aislamiento por la pandemia, decidieron aprovechar la virtualidad —a la que antes no tenían acceso en Bellavista— para llegar a los niños de la comunidad.
“Ellos no están recibiendo educación desde hace cinco años, no tienen escuela ni profesores…”, asegura la docente y añade que el equipo de Espol enseña a los niños contenido de matemáticas o lengua, por ejemplo, relacionándolo con el medioambiente y su entorno: el manglar, los animales y el respeto al ecosistema. “Están aprendiendo a leer y escribir con actividades lúdicas relacionadas a su entorno”, puntualiza. Más del 50 % de las familias de Bellavista participan activamente, con niños cuyas edades fluctúan entre los 4 y 11 años, quienes además del apoyo académico, han recibido kits escolares básicos individuales para que puedan dar seguimiento a lo aprendido. Esta fase concluirá el 18 de diciembre. “Nuestra decisión es extender este proyecto a la mayor cantidad de comunidades del Golfo, para que todos los niños tengan una ilusión y sueño que se haga realidad”, comenta Calles.
Añade que para una próxima etapa se sumarán más iniciativas que puedan aportar al proyecto, desde otras áreas de la Espol, como plataformas educativas ya existentes o trabajos que mejoren la conectividad de internet o implementen paneles solares que les provean electricidad, por mencionar algunas. (I)