Claudia Salem, fundadora de Yo Siembro, hace ´florecer´ su misión ecológica con valores y proyectos verdes

Los seres humanos somos parte de la naturaleza, no es al revés. La naturaleza no está fuera, ni depende de nosotros, somos nosotros los que dependemos de ella. Nuestra conexión con los elementos del entorno o el ambiente es una conexión natural y vital. En mi caso siempre he sentido esa conexión en una forma de respeto y admiración por las fuerzas de la naturaleza y la grandiosidad de sus elementos. Tuve la suerte de crecer junto a una madre que valoraba las plantas y las cosas más simples de la vida y a un padre que me enseñó, desde pequeña, a trabajar con la naturaleza y no en contra de ella; pero fue cuando me convertí en mamá cuando decidí que debía compartir y potenciar esas experiencias.

Descubrimos a los 3 años de mi hijo mayor que él tenía una intolerancia alimenticia, estaba entrando en el preescolar y necesitaba enseñarle a comer de una forma natural y a la vez motivarlo para que eligiera siempre alimentos sanos en lugar de los procesados que le hacían daño. Por esa razón, un día traje de la casa de mi mamá una planta de albahaca con la que empezamos un pequeño huerto en el balcón del departamento en el que vivíamos y poco a poco, pero de manera casi mágica, en pleno centro de la ciudad empezamos a ver la naturaleza crecer. Cultivamos desde piñas hasta pepinos y acelgas en el piso 26 de un edificio en el malecón y pronto ese pequeño espacio se convirtió en un laboratorio de experiencias y enseñanzas no solo de alimentación sino de vida que nos daban nutrición para el cuerpo, pero también para el espíritu y el corazón. Mis hijos y sus amigos disfrutaban tanto y podía ver como todos aprendían desde el cultivo hasta el trabajo en equipo y eso me animó a crear y compartir Yo Siembro, para que más niñas y niños, mamás, papás o tíos y abuelitos pudieran disfrutar como nosotros.

Hoy podemos celebrar que hemos llegado a casi 300.000 familias con nuestros programas educativos, a la comunidad en redes sociales. Generamos y ofrecemos información y herramientas para que más niñas y niños, desde cualquier circunstancia o lugar se reconecten con la tierra. Contamos con kits de siembra, con manuales de enseñanza hortícola, con programas de educación ambiental avalados por reconocidas instituciones de educación nacional e internacional y tenemos una comunidad llena de ganas de continuar sembrando un mundo mejor.

La resiliencia de la naturaleza y su capacidad de reproducirse y cocrear en sinergia es nuestro ejemplo a seguir. Por eso trabajamos siempre en alianzas, buscando generar ecosistemas de desarrollo en los que nuestros proyectos crecen y llegan a ser programas tan bonitos y efectivos como los Juegos del Cambio, el primer interescolar de educación ambiental con participación inclusiva y gratuita y alcance nacional. Este interescolar que en su primera edición contó con la participación de más de 400 niños de escuelas públicas, privadas y fiscomisionales de 18 provincias y que hoy en su segunda edición ya tiene más de 800 niños inscritos. Niños que van a aprender jugando para cambiar la historia del planeta creando in mundo mejor trabajando en equipo, unidos.

Cuando finalizamos la primera edición de los Juegos del Cambio, el 99 % de los participantes pedía una nueva edición. El 98 % de ellos asegura haber desarrollado hábitos positivos gracias a los aprendizajes cultivados en su participación del interescolar, por eso, en lugar de solo repetir, junto al equipo de YoSiembro Ahora sabíamos que debíamos evolucionar y así nació Agentes de Cambio, el primer programa de educomunicación ambiental producido 100 % en el Ecuador con talento y conocimiento local, acompañado de expertos tan queridos como Roberto Manrique y nuestros EcoExpertos que pueden conocer en @YoSiembroAhora.

Alguna vez leí una frase que decía “No persigas las mariposas, mejor crea el jardín para que ellas vengan a ti” y ahora comprendo que muchos de los mejores logros o proyectos en la vida llegan así, cuando estamos trabajando o sembrando, tan apasionada y comprometidamente en nuestro presente, con las cosas que tenemos a la mano y que pueden parecer a simple vista pequeñas. Así que en este momento el proyecto más importante es el presente. Ofrecer la mejor oportunidad de educación ambiental a la mayor cantidad de niñas y niños, aprender de ese proceso, crear ecosistemas para generar no sólo cambio sino evolución. (I)