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Celebración por los 485 años de fundación de Guayaquil fue un homenaje al valor y fe de su gente, dice alcaldesa

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Una sesión diferente, al pie de un monumento al Corazón de Jesús iluminado en toda su plenitud, irradiando esa fuerza que da la fe de un pueblo que ha logrado salir adelante con la ayuda de Dios y de su indomable rebeldía y valor. Tal fue el espíritu del discurso de rigor durante la sesión […]

Con una sesión diferente, al pie de un monumento al Corazón de Jesús iluminado en toda su plenitud, se rindió homenaje a Guayaquil por sus 485 años de fundación. Foto: Cortesía
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Una sesión diferente, al pie de un monumento al Corazón de Jesús iluminado en toda su plenitud, irradiando esa fuerza que da la fe de un pueblo que ha logrado salir adelante con la ayuda de Dios y de su indomable rebeldía y valor. Tal fue el espíritu del discurso de rigor durante la sesión solemne conmemorativa de los 485 años de Fundación de la ciudad, que dio la alcaldesa guayaquileña, Cynthia Viteri, donde resaltó la unidad y la prestancia de instituciones, la empresa privada, profesionales de la salud, fundaciones y voluntarios para enfrentar la pandemia que ha sido la más terrible que ha soportado la ciudad. 

El vandalismo de octubre 

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Fue un año duro, con un octubre siniestro cuando los violentos quisieron destruir la ciudad y fueron impedidos por la voluntad del pueblo que con barricadas frenó a más de 300 vehículos cargados de vándalos que venían a desolar a Guayaquil. Y recordó que quedó grabada en la retina de los porteños la imagen de uno de los violentos que arrancó un árbol en la céntrica calle Rumichaca en su afán destructivo. 

“Esta semana regresamos al mismo lugar e inauguramos una obra justo al pie del árbol arrancado, bajo vidrio, en la tierra, que representa a hombres, mujeres y niños de esta ciudad, sosteniendo las raíces de ese árbol con todas sus fuerzas”. 

Dijo que eso ejemplificaba el temple de los guayaquileños, que no importa que arranquen el árbol, ‘porque nosotros somos la fuerza de sus raíces’. 

Advirtió con no dejarse confundir por unos pocos críticos de un solo ojo, ‘que escriben con pasión lo que nunca se atrevieron a experimentar, levantar del piso a su vecino, a su hermano, a su amigo contagiado con la mortal enfermedad’. Por la boca habla el corazón del hombre, concluyó, parafraseando la cita bíblica. 

La mortal pandemia 

Y Guayaquil pasó a ser una ciudad devastada por el coronavirus, con gente muriendo en sus calles y siendo mala noticia en los medios internacionales, en plena pandemia durante marzo y abril, con los servicios de salud colapsados, ‘nos dimos cuenta que nos habían abandonado, dejado a nuestra suerte, un gobierno que repartió 215 millones de dólares para enfrentar la pandemia en los 221 cantones del país, menos de un millón por ciudad, cuando solo Guayaquil consumió 35 millones”. 

Narró que el momento culminante fue cuando la ciudad se dio cuenta que las únicas manos que la ayudarían eran las propias y emprendió la lucha, la batalla, que no termina y que cada día se pelea, para combatir al virus.  

“Nos cansamos de esperar que el estado nos devuelva algo  de lo que nos ha quitado. Nos convertimos en los cercados, los aislados, en los abandonados… nos dejaron sencillamente a nuestra suerte. Nadie sale, nadie entra, fue nuestra sentencia mortal” 

Se organizaron 51 puntos de salud municipales, casi mil médicos, y se salvaron 140 mil personas que no acudieron a los hospitales públicos del gobierno, también abandonados, igual que sus médicos, enfermeras y auxiliares, sin medicinas ni insumos, ni mascarillas… 

Señaló que Guayaquil es un ejemplo de unidad, donde ella misma pudo ver como todos colaboraban por salir adelante, soldados, policías, médicos, profesionales, todo el contingente municipal, cuyos 50 fallecimientos por covid atestiguan su entrega, al igual que 110 médicos, ‘cuya luz escribirá la nueva historia de esta ciudad, porque la escribieron con su aliento de vida’. Y con estas palabras se dio paso a un momento especial cuando se encendieron las luces que alumbrarán al monumento al Corazón de Jesus perennemente, ‘hasta cuando Dios quiera’. 

Guayaquil pasó a ser ejemplo mundial de entereza para enfrentar la tragedia y virar la suerte: de 700 muertos el 6 de abril, a cero fallecimientos al 10 de mayo. ‘En 34 días, unidos todos, con valentía y con lógica, y ahora tenemos 54 días alternados sin muertos’. 

La conformación de tres mesas técnicas de salud, de datos y de ayuda humanitaria, facilitó un control de la pandemia y de su grado de evolución y territorio donde atacaba, y con una acción puerta a puerta, buscar a los enfermos en sus casas para atenderlos, entregarles comida a los más pobres en los sectores más afectados, atender hasta sus animales domésticos con alimento y rescatar animalitos abandonados en la calle.

“Seiscientas personas, entre militares, policías, agentes de la ATM y metropolitanos, bomberos, voluntarios, fumigadores, repartiendo alimentos, mascarillas, desinfección, desratización, atendieron a un millón y medio de personas”. 

Se levantaron dos hospitales de atención intermedia en 30 días con 300 camas con oxígeno, entre ellos, el símbolo de vida, la ex maternidad Enrique C. Sotomayor, ‘donde la mayoría de los guayaquileños hemos nacido’, que ahora es el más grande hospital municipal de Guayaquil, el Bicentenario, ‘y desde ahí, hemos vuelto a la vida, en medio del caos’. 

Las rentas ausentes y el reclamo altivo 

La alcaldesa porteña no cejó en su empeño de recuperar las rentas que le corresponden a la ciudad y que las retiene indebidamente el gobierno. No se han recibido las rentas completas desde el mes de marzo… 130 millones entre rentas y devolución del IVA que le pertenecen a esta ciudad ‘para vivir y comer son retenidos por el ministro de Finanzas, Richard Martínez… o por quién sea que mande en este país’. 

Entonces, demandó del pueblo guayaquileño su madera de guerrero. “Los convoco a una segunda batalla. Están en juego nuestras vidas y la de sus familias. Si Guayaquil se queda sin dinero, nos quedamos sin médicos, medicinas, hospitales, pruebas, terapias, comida. Y a expensa de que se repita la tragedia del mes de abril, tragedia que puede volver a arrancar de nuestros brazos a quienes amamos”. 

Advertencia que fue seguida de la firme determinación de no parar en el reclamo ‘hasta que nos devuelvan lo que nos han quitado’. 

Y una observación importante de la primera autoridad guayaquileña: “La quiebra y el saqueo del estado quieren pasársela a Guayaquil, como un nuevo virus… les robaron hasta los muertos, secuestraron sus cuerpos y pedían rescate. Entregaron cenizas de otras personas a los dolientes, saquearon los hospitales públicos". 

“Dicen que los lagartos que tragan no vomitan, pero Guayaquil les pondrá el pie en el pescuezo y tendrán que devolver lo que le han quitado”. 

Trabajo incesante 

Destacó que la ciudad no paró de trabajar a pesar de la pandemia, desplegando una gran obra pública municipal de asfaltado y pavimentación ‘una distancia similar a la que existe entre Guayaquil y Cuenca’. 

Se han proyectado 4 planes de viviendas, desde 36 mil dólares, con la entrada de 125 dólares mensuales, ‘le hemos dado trabajo a más de 40 mil personas y techo a quien lo necesita’. 

A más de aquello, se han construido 3 plantas de tratamiento de aguas servidas y conexiones domiciliarias en las parroquias rurales, y el avance del 70% de la planta Las Esclusas, que beneficia a un millón de habitantes. 

Se atendieron barrios densamente poblados, como los Guasmos con recursos de la CAF, pavimentando calles, con aceras y bordillos, sistemas de alcantarillado pluvial, energía eléctrica, el puente sobre el estero del Muerto. A lo que se suma la contraparte del puente a Daule de más de 110 millones de dólares y todo esto generando miles de plazas de empleo. 

“Construimos durante la cuarentena 246 mil metros cuadrados de asfalto, relleno y reconformación de calles por administración directa. Y a la par, 6 mil túmulos en los cementerios Ángel María Canals y el nuevo cementerio de Monte Sinahí”. 

Añadió 38 kilómetros de aceras, bordillos, adoquinados, una cantidad equivalente a cruzar el puente de la Unidad Nacional 38 veces. Y 70 kilómetros de relleno y reconformación de zonas populares como Monte Sinahí, La Ladrillera, San Francisco, Sergio Toral, Flor de Bastión, y más. 

“Museos, teatros, ciclorrutas, sillas fuera de los restaurantes sin pagar tasa y con cero inversión a través de la alianza con la Cervecería Nacional” 

A todo esto agregó las estaciones multimedia para que los maestros den gratuitamente clases por línea a sus alumnos. 

La lista se prolongó por varios minutos más, hasta la instalación de las primeras ocho oficinas municipales descentralizadas para atención al público con ventanilla única, donde también se atiende los trámites del Cuerpo de Bomberos y, próximamente, los de la ATM. 

La arenga final 

“Incansables, sí. Invencibles, solo Dios. Somos, eso sí, la sonrisa que nunca se rompe, la mente que nunca para de crecer. Las alas que nunca serán cortadas y el corazón que no conoce de rendición. 

“Por eso aquí, a los pies de Cristo, y luego de 485 años de fundación de esta ciudad, repetimos: Guayaquil por Guayaquil y Guayaquil por la Patria, siempre…¡bendita tierra de valientes!”. (I)

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REDACCIÓN

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