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Un aniversario sombrío para recordar los 30 años de la caída del Muro de Berlín
Berlín – AFP
Alemania comenzó este lunes las conmemoraciones por el treinta aniversario de la caída del Muro de Berlín, en un ambiente sombrío marcado por un aroma a Guerra Fría y un aumento de los nacionalismos.
Lejos de las esperanzas que suscitó el fin de la Cortina de Hierro, el alcalde de Berlín, Michael Müller lanzó una advertencia "frente a la situación [actual] en el mundo". "Hay que comprometerse juntos por la libertad, la libertad de prensa, la libertad de opinión, la libertad de culto", declaró el edil en la Alexanderplatz, cerca de las largas avenidas donde tuvieron lugar las gigantescas manifestaciones que condujeron a la caída del Muro, el 9 de noviembre de 1989. Müller recordó que esa "revolución pacífica", que permitió a los alemanes unirse, se desarrolló "sin que se derramara ni una gota de sangre". Hace diez años -por el veinte aniversario-, líderes de todo el mundo, incluidas las cuatro fuerzas aliadas de la Segunda Guerra Mundial, se dieron cita ante la Puerta de Brandeburgo en Berlín para derribar un falso muro erigido para la ocasión. El mensaje fue claro: las murallas y las divisiones son cosas del pasado. Desde este lunes, el programa incluye una serie de exposiciones, encuentros con testigos y conciertos en los lugares que fueron el escenario de la revolución de 1989.
La canciller Angela Merkel dará un discurso el sábado junto al antiguo trazado del Muro de Berlín. Acompañada de los dirigentes polaco, checo, eslovaco y húngaro, señalará "la contribución de los Estados de Europa central en la revolución pacífica" de 1989.
El jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier, la sucederá por la tarde para pronunciar un discurso en la Puerta de Brandeburgo
"La unidad alemana es un regalo de Europa a Alemania, al término de un siglo en el que los alemanes infligieron sufrimientos inimaginables a este continente", dijo el jefe de la diplomacia alemán Heiko Maas.
Su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, ha previsto viajar a Alemania, donde en 1989 fue enviado como soldado a la frontera interalemana.
La caída del Muro de Berlín y de la Cortina de Hierro, que habían dividido a la Europa de posguerra, hicieron creer en una época de distensión y de unidad, de desarme y de la extensión del modelo democrático liberal. Pero la dirección del viento parece haber cambiado actualmente.
Las fronteras han regresado. La Unión Europea acusa a países que salieron hace 30 años del comunismo, como Hungría o Polonia, de poner en entredicho ahora el estado de derecho, en un momento en que la tentación nacionalista gana fuerza en los discursos.
En el plano geopolítico, "la Guerra Fría ha vuelto" pero esta vez con "una diferencia", advirtió el año pasado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. "Porque los mecanismos y garantías que antes permitían controlar los riesgos de escalada parecen que ya no existen", dijo.
Por ejemplo, Estados Unidos salió del tratado de desarme INF firmado con la Unión Soviética en 1987 y acusa a Moscú de violarlo, lo cual allana el camino para una nueva carrera armamentística contra Rusia.
Por su parte, Moscú coloca sus fichas en todos los lugares de los que Washington se retira, como Oriente Medio, pero sobre todo China.
Para la visita de Mike Pompeo, el departamento de Estado estadounidense indicó que se discutiría de "la necesidad de una mayor implicación ante las crecientes amenazas llegadas de Rusia y de China".
El último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, aún popular en Alemania por no haberse opuesto a la caída del Muro, tampoco es optimista 30 años después.
El enfrentamiento actual entre los países occidentales y Rusia ponen al mundo en un "peligro colosal" debido a la presencia de armas nucleares, declaró a la BBC. (I)
Alemania ha previsto un programa político mínimo para esta conmemoración, cuyo día clave será el sábado, aniversario de la apertura de una frontera que separó a los berlineses del Este y del Oeste durante más de 28 años.
Pero el sábado no habrá grandes celebraciones. El ambiente político en Alemania está enrarecido y más polarizado que nunca debido al auge de la extrema derecha en especial en la ex Alemania del Este, que ilustra una brecha política que persiste 30 años después entre las dos partes del país.