Ecuador
SpaceX lanza la segunda fase de su constelación de satélites
Washington – AFP
La compañía espacial estadounidense Space X lanzó el lunes el segundo grupo de sus minisatélites "Starlink", destinados a suministrar internet desde el espacio.
Un cohete Falcon 9 despegó sin incidentes desde Cabo Cañaveral, en Florida, a las 14H56 GMT, llevando en su cima una cápsula con 60 satélites, según las imágenes en directo difundidas en el sitio web de la compañía creada por el empresario Elon Musk. SpaceX quiere posicionarse en el futuro mercado del internet del espacio, un sector donde competirá con numerosos rivales, como la empresa emergente OneWeb o el gigante estadounidense Amazon, que está bastante atrasado respecto al proyecto "Starlink". Musk espera ganar entre el 3 y el 5% del mercado mundial de internet, una parte valorada en 30.000 millones de dólares anuales, 10 veces más de lo que gana con sus cohetes. El objetivo es financiar con ello el desarrollo de sus lanzadores y naves espaciales y cumplir un viejo sueño del director ejecutivo de SpaceX: viajar a Marte.
La empresa californiana obtuvo de las autoridades estadounidenses el permiso para lanzar 12.000 satélites, repartidos por varias órbitas, y presentó una solicitud para enviar otros 30.000. Su constelación de satélites "Starlink" suministrará internet de alta velocidad a la Tierra. Sus minisatélites estarán a una altitud relativamente baja (550 km para los primeros), lo que permitirá un tiempo de respuesta rápido.
En la primera fase de su proyecto, en mayo, SpaceX envió 60 satélites al espacio. La compañía afirma que el año próximo estarán operativos para Canadá y el norte de Estados Unidos, y explica que se necesitarán 24 lanzamientos para cubrir todo el planeta.
Hay más de 2.100 satélites activos en órbita alrededor de la Tierra, y la posibilidad de añadir 42.000 suscita preocupación.
Los astrónomos temen que una parte de esas constelaciones echen a perder las observaciones por telescopio desde el planeta.
La segunda preocupación es la posibilidad de crear atascos en las órbitas terrestres bajas, entre 1.500 o 2.000 km, que aumentará el riesgo de colisión entre satélites. (I)