"El término narcoestado no es nuevo para quienes investigamos organizaciones criminales en el país", dice el director del Observatorio del Crimen Organizado

"Ciudadanos que se quejaban por el cúmulo de basura, ahora, se molestan por la cantidad de cuerpos en las aceras de sus hogares (…) Ecuador se convirtió en un terreno aprovechado por las bandas criminales, es la realidad que narra el periodista Alexander Clapp del medio británico The Economist.

Para el director del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado, Renato Rivera, la categorización de narcoestado, como lo menciona el artículo, no es algo nuevo para quienes investigan el crimen organizado en el país. Alegó que lo sorprendente es que esa calificación haya escalado a nivel internacional. El periodista relata los momentos más crudos de lugares "calientes" en el país a partir de "pequeños casos de violencia", que evidencian un problema estructural grave.

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"Tiene una serie de implicaciones a nivel político y económico. Algo que no es nuevo es la infiltración de las organizaciones criminales en el Estado, como la justicia, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas (FF.AA.). Un claro ejemplo es el caso Metástasis", explicó Rivera en Radio Sucesos.

Aunque algunos analistas aseguran que Ecuador no cumpliría con las características de un narcoestado, el director de la institución mencionó que ese término da cuenta de la penetración del crimen y su adaptabilidad para operar de manera latente en el país. Explicó que este problema se evidencia en las entidades de control y judicialización como el Consejo de la Judicatura (CJ),  jueces y fiscales.

"Somos un caso de estudio"

Aludió que este problema se muestra en condiciones de violencia. Es decir, no ha escalado a las estructuras del Ejecutivo, como tal. "No es el crimen quien mueve las decisiones", dijo Rivera. Por otro lado, explicó que los niveles de inseguridad en el país no se registraron de la noche a la mañana. Por el contrario, "es un mal" que se enraizó desde hace varios años debido a la ausencia de reformas institucionales.

"Que seamos el país más violento de América Latina abre el interés de los medios internacionales por entender cuál es la realidad que vivimos. La infiltración del narco avanza en la diversificación de actividades con violencia, como la minería ilegal. Es un sector poco atendido y que entrega ganancias y rentabilidad del Estado", explicó el dirigente de la entidad.

Ubicación estratégica

El artículo explica que los mayores productores de cocaína ven a Ecuador como el punto estratégico para mover su mercancía, debido a la cercanía con las costas del Pacífico. Las asociaciones delictivas internacionales aprovechan los débiles controles fronterizos para tejer sus redes. Detalla que este problema provocó el aumento de homicidios en territorio ecuatoriano y el debilitamiento de las instituciones estatales.

"¿Cómo pasó Ecuador de ser un modelo regional a ser uno de los países más mortíferos en menos de una década?", cuestiona Clapp.

(I)