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Ecuador

La canícula satura un pequeño hospital de fauna salvaje en Francia

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LAROQUE/AFP

La canícula sufrida a fines de junio en el sur de Francia sobrecargó al equipo de un pequeño hospital de fauna salvaje, que debió atender a centenares de animales afectados por un calor sin precedentes.

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"Los animales salvajes -en particular los de las ciudades que se calientan todavía más que el campo-, sufren el contragolpe de la ola de calor: las admisiones son una locura y es un trabajo inmenso organizar a toda la gente necesaria alrededor de estos picos hambrientos, deshidratados", según Marie-Pierre Puech, la veterinaria de esta estructura asociativa de Laroque, en el departamento del Herault, uno de los más golpeados por la reciente canícula.

Los más afectados fueron las golondrinas, cuyos nidos se descolgaron de los muros, y los vencejos, "verdaderos refugiados climáticos venidos de las ciudades", explica esta sexagenaria. "Anidan bajo los tejados, donde la temperatura subió hasta 60 ºC, y los vimos saltar, caer de forma anormal".

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Muchos animales salvajes y en especial los pájaros murieron o se vieron afectados por la ola de calor. "Es aterrador", afirma Puech, para quien los animales envían "un mensaje real" al hombre sobre su responsabilidad en el cambio climático: "¡Esta temperatura es insufrible!".

"Actualmente, atendemos a unos 350 vencejos a causa del episodio canicular, es absolutamente sin precedentes", subraya Catherine Audic, voluntaria y administradora de Goupil Connexion, la asociación que gestiona esta centro de cuidados abierto en 2008 cerca de la ciudad de Montpellier.

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Ardillas raquíticas

"Se podría pensar que estamos en una zapatería, pero todo esto contiene vencejos", indica Audic, señalando decenas de cajas colocadas en estanterías detrás de pajareras. Estos pájaros deben ser alimentados individualmente cuatro veces al día, lo que pone a prueba la capacidad operativa de la estructura, desbordada. "Ayer acabamos a las 22H00…" suspira.

En la enfermería, un bebé de la especie carraca europea pía débilmente en una jaula. Su presencia forma parte de las "situaciones inhabituales debidas a la canícula", así como la llegada de "familias enteras de arrendajos" y también de un alcaraván, según Audic.

La voluntaria señala además "una llegada importante de ardillas muy raquíticas". "Suponemos que las madres ya no pueden alimentarlas a causa de las temperaturas y de la sequía", dice.

También aumentó el número de cernícalos y de búhos reales que cayeron de sus nidos, así como de erizos que se echaron a las piscinas para refrescarse, en comparación con otros años.

El hospital de fauna salvaje de Laroque, que realiza además actividades educativas y medioambientales, tiene como misión curar y acompañar a los bebés animales hacia la autonomía con el fin de que puedan vivir en su entorno natural.

Para varios vencejos negros, llegó la hora de la emancipación. Siguiendo los consejos de la veterinaria, Emile, de 13 años, y Kaïlan, de 9, toman una a una las aves en la mano y las propulsan hacia el cielo desde el puente medieval de la ciudad vecina de Ganges.

"Miren, han venido otros vencejos a hablarles!", se exclama Puech, mientras los pájaros se integran en las bandadas de sus congéneres.

"Ahora, volarán tres años sin posarse y recorrerán miles de kilómetros a lo largo de sus vidas", explica la veterinaria a los dos jóvenes voluntarios, que admiran los bucles virtuosos que efectúan los jóvenes migrantes en un cielo de tormenta. (I)

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