Ecuador
Hyptiotes cavatus, la araña que se catapulta hacia su presa
WASHINGTON/AFP
Si tiene pánico a las arañas no siga leyendo. En un estudio publicado este lunes en Estados Unidos, investigadores describen cómo la especie Hyptiotes cavatus es capaz de tender un hilo de su tela como si fuera un arco para lanzarse a toda velocidad sobre su presa.
Esa araña ha sido filmada con una cámara de alta resolución para confirmar que utiliza un mecanismo externo para incrementar su fuerza muscular, como un arco o una catapulta. Es la primera vez, según los autores, que la técnica se describe de forma científica para una especie distinta de la humana. "Gente lo había descrito en observaciones pero nadie lo había cuantificado", explica Sarah Han, doctoranda en la universidad de Akron en Ohio, coautora del artículo publicado en la revista PNAS. "La araña utiliza sus músculos para enrollar un hilo de la tela, como uno utiliza su brazo para tirar de la cuerda de un arco. Y mantiene esa posición hasta que una presa entre en contacto con la tela", dice a la AFP.
La araña puede permanecer así durante horas. Cuando suelta el hilo, la tela experimenta "una aceleración muy fuerte", explica Sarah Han. "La tela se enreda alrededor del insecto presa, lo que supone el inicio del proceso de captura, a distancia". La velocidad conseguida por la araña es muy alta: 772,85 metros por segundo cuadrado, la unidad de medida de la aceleración.
Los investigadores han confirmado que la aceleración se debe a la distensión de la tela y no a los músculos de las patas de la araña, cuya masa les impide generar tanta energía.
La ventaja es evidente, el arácnido no ha tenido que desarrollar una anatomía especializada para impulsarse. Empezando el ataque a distancia, reduce además los riesgos de heridas, como los humanos que inventaron las catapultas.
Queda un misterio por resolver. ¿Cómo logra la araña mantener la tela enrollada y tensa durante horas sin agotarse? Los científicos no han logrado observar el mecanismo. Quizás haya algo de lo que puedan inspirarse los humanos, sugiere Sarah Han. (I)