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Frente al cambio climático, una región de Siberia lucha por conservar su permafrost

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YAKUTSK/AFP Eduard Romanov sortea unos cables y señala el pilón que mantiene un edificio, que se ha movido y se está agrietando, en esta región de Siberia en la que el derretimiento del permafrost, a causa del cambio climático, está poniendo en peligro a toda la sociedad. Publicidad "El edificio se inclinó unos 42 centímetros" […]

Foto: AFP
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YAKUTSK/AFP

Eduard Romanov sortea unos cables y señala el pilón que mantiene un edificio, que se ha movido y se está agrietando, en esta región de Siberia en la que el derretimiento del permafrost, a causa del cambio climático, está poniendo en peligro a toda la sociedad.

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"El edificio se inclinó unos 42 centímetros" en dos años, explica este obrero y activista de Yakutsk, capital de Sajá, una región de Siberia conocida por ser las más fría del planeta.

"Podría inclinarse todavía más", agrega, mientras los obreros tratan de poner solución al problema, a -35 ºC.

Muchas viviendas de esta ciudad de 300.000 habitantes son como esta, formadas por paneles de hormigón que descansan en pilones para asegurar la ventilación por debajo del edificio y que éste no caliente el permafrost.

Estos suelos helados cubren alrededor del 65% de toda Rusia y la casi totalidad de Sajá, que bordea el océano Ártico y cuyo territorio es unas cinco veces el de Francia.

El permafrost, una capa mineral cimentada por el hielo, solo es estable si el agua está helada. Si la temperatura aumenta demasiado, puede derretirse y provocar un hundimiento del permafrost y de todo lo que este soporta: carreteras y viviendas, pero también lagos y las fértiles tierras agrícolas de color negro.

Grietas

Los habitantes de Yakutsk, la mayor ciudad del mundo construida sobre permafrost, temen sobre todo el riesgo que conllevaría el derretimiento del hielo. La mayoría de los edificios soviéticos de varios pisos de la ciudad no fueron construidos para resistir al cambio climático.

En los años 1960, la norma dictaba que había que levantar vigas a seis metros de profundidad en el permafrost sólido, lo que hoy en día resulta insuficiente, según Eduard Romanov.

Algunas viviendas tuvieron que ser demolidas porque se habían vuelto demasiado peligrosas. Otras están repletas de grietas, que los habitantes intentan sellar para protegerse del frío.

"Todo Yakutsk está en peligro: los propietarios podrían perder sus bienes, y nadie está preparado para a eso", lamenta Romanov.

"Estos problemas aumentarán en el futuro, tenemos que empezar a encargarnos hoy", agrega.

Según las estimaciones, Rusia se calienta unas 2,5 veces más rápido que el resto del mundo.

Los habitantes de Yakutsk cuentan que hace veinte años, la escuela podía suspenderse durante semanas cuando las temperaturas descendían por debajo de los -55 ºC, y que los niños aprovechaban para jugar al jóquey.

Unas temperaturas que pocas veces se alcanzan en la actualidad, mientras que el termómetro ha marcado, de media, 2,5 ºC más en la última década, afirma Mijail Grigoriev, vicedirector del Instituto Ruso de Permafrost de Yakutsk, el único centro del mundo dedicado a este fenómeno.

Peligros derivados

El ministro de Medio Ambiente ruso admitió en su informe anual que la degradación del permafrost planteaba serios riesgos para la población y la naturaleza y que ponía en peligro infraestructuras como canalizaciones de agua, alcantarillas, oleoductos y estructuras de almacenamiento de residuos químicos, biológicos y radiactivos.

El derretimiento del permafrost podría, además, acelerar la propagación de los agentes contaminantes, según ese informe.

En Yakutsk, el calentamiento global "no es crítico", indica Griogriev, pero podría poner en peligro a la ciudad en las próximas décadas, especialmente si las viejas canalizaciones de los edificios soviéticos tienen fugas y aceleran el deshielo.

A Gregoriev, lo que más le preocupa es el permafrost situado más al sur, el que atraviesa principalmente Siberia Occidental, rica en petróleo. El suelo allí es menos frío, uniforme y espeso, y el calentamiento global puede "comportar deformaciones de edificios, catástrofes".

Mientras, en el instituto, científicos e ingenieros desarrollan técnicas de construcción y medios para mantener el suelo helado cuando la temperatura aumente.

Un método que ya está disponible consiste en instalar tubos refrigeradores verticales en torno a los edificios para mantener frío el suelo.

Ley obsoleta

Aún así, las técnicas para proteger el permafrost todavía son caras y la ley, que no está adaptada al cambio climático, no obliga aplicarlas, lamenta Vladimir Prokopiev, diputado regional de Sajá.

Sin embargo, los efectos son bastante visibles: se está acelerando la erosión de la costa ártica rusa y Sajá pierde unos dos metros de costa al año, subraya el diputado.

Este año, la región se convirtió en la primera en votar una ley para proteger el permafrost.

El asunto es crucial, y más teniendo en cuenta que Rusia quiere desarrollar la región ártica. Pero, pese a la presión efectuada por Sajá, Moscú todavía no ha dictado ninguna medida a nivel nacional. (I)

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