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Ecuador

El martirio acaba para deudos que recuperan a sus muertos por pandemia en Ecuador

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Guayaquil / AFP

La agónica espera terminó para Colón Ramírez. Tras casi cuatro meses de búsqueda, al fin recuperó y sepultó a su abuela que murió cuando la calurosa Guayaquil, foco de la pandemia en Ecuador, sufrió con dureza los estragos del coronavirus.

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El cuerpo de la mujer de 83 años, así como los de otras 215 personas sin identificar, estuvo perdido entre cadáveres apilados en contenedores refrigerados al verse desbordados los hospitales con enfermos y fallecidos. La última vez que Ramírez vio a su abuela, Emilia Villón, fue el 29 de marzo, cuando la internó en un sanatorio de la seguridad social local.

"Estaba con fiebre, le dolían los huesos. Luego le faltaba el aire", cuenta a la AFP el joven, que también perdió a otros seis parientes a causa de la pandemia, cuya presencia letal en Ecuador fue declarada el 29 de febrero. Aunque en el hospital nunca les informaron de la muerte de Villón ni su causa, en el acta de defunción aparece como víctima de la COVID-19.

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La mujer fue identificada por sus huellas dactilares y porque su familia la reconoció entre las fotos de cadáveres que exhibe la Policía Judicial, a cuya sede Ramírez acudió el jueves para recoger un ataúd con el cuerpo. Según Zaida Rovira, vicedefensora del Pueblo, esa dependencia se hizo cargo de 216 cuerpos extraviados durante la crisis sanitaria por la pandemia, de los cuales 116 fueron identificados.

Entre lunes y jueves, unos 30 cadáveres habían sido entregados a sus familiares.

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"Fue horrible"

Ramírez, de 26 años, sostiene que a los tres días de su hospitalización dejaron de tener noticias de Villón y empezaron a tratar de localizarla hasta en las morgues y en los contenedores. "Un primo entró a buscarla (en un contenedor). Fue horrible, él salió casi como loco porque había demasiados muertos", relata.

En Ecuador, con 17,5 millones de habitantes, la pandemia deja a la fecha más de 71 300 contagiados, incluidos 5207 muertos (30 por cada 100 000 personas). También hay 3.355 fallecidos probablemente por la COVID-19. Guayquil se convirtió en uno de los primeros focos del coronavirus en Latinoamérica. Con muertos en casas y calles, y un sistema sanitario colapsado, la ciudad portuaria de casi 2,7 millones de habitantes encaró en marzo y abril lo peor de la pandemia.

En la provincia costera de Guayas, cuya capital es Guayaquil, se registraron 25 177 muertos por diversas causas entre enero y junio de 2020, frente a 10 884 del mismo período de 2019, según datos oficiales. Cuando la emergencia dio un respiro, aparecieron familias reclamando a sus muertos y cadáveres en descomposición que estaban sin identificar.

Frente a ello, la Defensoría del Pueblo interpuso una acción de protección contra el Estado por la vulneración al derecho a la dignidad humana, la integridad personal y a recibir servicios públicos de calidad. El recurso judicial fue aceptado el 26 de junio y empezaron las diligencias legales para identificar los cuerpos, incluso apelando a pruebas de ADN.

"Son 216 cadáveres que fueron objeto de una inobservancia de los protocolos (en el manejo de cuerpos) y por eso se dio la falta de identificación", declara a la AFP la vicedefensora Rovira.

Disculpas pendientes

Patricia Salguero señala a la AFP que fue una "odisea" recuperar los restos de su hermana que murió en abril en un hospital público, el cual se negó a devolverle el cuerpo argumentando que al haber muerto por la COVID-19 el gobierno se encargaría de sepultarla.

Salguero, de 52 años, intentó averiguar sin éxito sobre su hermana en "todos los cementerios de Guayaquil" hasta que la encontró en la morgue policial. Ahí también la reconoció al ver fotos de numerosos cadáveres.

Ahora le queda el consuelo de poder enterrarla. "Se junta al mismo tiempo la alegría con la tristeza por todo lo que ha pasado", expresa. Para Ramírez, el hecho "aquí no termina, hay que seguir un juicio" por el extravío de cuerpos. Rovira explica que "hay muchos que ya quieren cerrar esta página, que ya con esto concluyen o pueden vivir su duelo".

Sin embargo, "habrá otros que quieran (seguir) algún otro tipo de acción".
Aunque las familias salen con "la certeza de que el cadáver corresponde" a la identidad de su pariente, según Rovira, todavía no se ha cumplido totalmente lo que dispone la acción de protección.

De acuerdo con la sentencia, la seguridad social y el Ministerio de Salud deben ofrecer disculpas públicas a los familiares de los fallecidos cuyos cuerpos se perdieron en los contenedores, lo que aún está pendiente. (I)

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