El 4 de febrero de cada año se conmemora el Día Mundial contra el cáncer. La fecha fue fijada por la Organización Mundial de la Salud para hacer consciencia sobre esta enfermedad. De acuerdo a la OMS, el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo.
Según estadísticas del organismo, en el 2015 esta enfermedad provocó alrededor de 8,8 millones de las defunciones en el mundo. Esta enfermedad se caracteriza por la transformación de las células “normales” en células tumorales que tienden a multiplicarse por el organismo atacando a cualquier órgano o tejido.
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En el mundo existen varios tipos de cáncer que afectan gravemente la salud de las personas, entre ellos está el cáncer de ojo, que produce tumores malignos en el ojo o que se desarrollan en otra parte del cuerpo y se derivan al ojo.
Uno de los efectos más graves es la pérdida no solo de la visión sino también este órgano por completo.
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Johanna Negrette, oftalmóloga de la Clínica Andes Visión, da algunas pautas importantes para detectar a tiempo este padecimiento y evitar complicaciones que puedan comprometer a futuro este importante órgano del ser humano.
Sobre los principales síntomas:
Esta
enfermedad no distingue género ni edad. Se puede presentar en
cualquier momento de la vida y hay que poner especial atención
cuando se presente algún síntoma que interfiera con el desarrollo
habitual de los ojos tales como:
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Modificaciones de la forma y tamaño de
la pupila
Visión deficiente, sensible y borrosa
por la luz natural o artificial
Dolor alrededor o dentro del ojo
Es común ver destellos, manchas o líneas
Aparición y crecimiento de lunares en
alguna región del ojo
Falta de visión periférica y central
Pupila de color blanco (en especial en
niños)
Causas más frecuentes:
La
principal causa para presentar alguna variedad de cáncer ocular es
de origen hereditaria. Sin embargo, hay otros factores que
contribuyen a la aparición de esta patología:
Exposición prolongada a radiación solar
Alcoholismo
Alimentación inadecuada
Tener enfermedades que debilitan el sistema inmunitario como diabetes o VIH
Los tipos de cáncer ocular más comunes:
Melanoma ocular: Es el más frecuente que se origina en los melanocitos (células encargadas de producir el color del cabello, ojos y piel) y se desarrolla por lo general en la úvea (capa vascular intermedia del ojo que comprende iris, cuerpo ciliar y coroides). No presenta síntomas tempranos y se lo detecta por medio de la dilatación y chequeo oftalmológico.
Retinoblastoma: Es el más común en niños que se produce por mutaciones genéticas y se desarrolla en la retina (capa más interna del ojo). Se caracteriza por el crecimiento y multiplicación elevada de las células de la retina. Se extiende por todo el ojo y puede avanzar a otras partes y órganos del cuerpo.
Neoplasia Intraepitelial Corneo-Conjuntival: Es una tumoración severa de conjuntiva y córnea que pude convertirse en maligna como detonante de los rayos ultravioletas.
Tumores de Órbita: Afectan a los tejidos que rodean al globo ocular (órbita), incluyendo músculos que se encargan de su movimiento como Rabdomiosarcoma y nervios que se unen a éste.
Linfoma intraocular primario: Es un tipo de cáncer que compromete las células blancas de la sangre (linfocitos), localizadas en todo el cuerpo. La mayoría de las personas con linfoma intraocular primario son de avanzada edad o tienen una enfermedad inmunitaria como el SIDA.
Alternativas y tratamientos:
Al
ser una enfermedad de alta complejidad, el paciente necesita tener
una valoración general y compartida entre el oncólogo y el
oftalmólogo. En el caso de niños es esencial la revisión temprana
del oftalmólogo pediatra para descartar posibles anomalías. La
oftalmóloga de Andes Visión, Johanna Negrette, recomienda chequeos
visuales periódicos para identificar y no agravar la enfermedad.
Algunos tratamientos efectivos incluyen:
Quirúrgicos:
Es la cirugía que se practica en la sección del ojo afectada
considerando el tamaño que tenga el tumor. Es ideal para tratar el
Retinoblastoma y Melanoma. Se puede extirpar el globo ocular y los
tejidos que se encuentren cerca.
Braquiterapias:
Consiste en la colocación de una placa radioactiva de yodo situada
en zona tumoral.
Quimioterapia:
Es la aplicación de sustancias químicas que destruyen las células
tumorales. Éstas ingresan en la sangre y llegan a todo el cuerpo.
Pueden durar algunos meses. Es posible que el paciente presente
cansancio, dolores de estómago y la caída del cabello.
Radioterapia:
Es el uso de altas dosis de radiaciones (rayos X) para destruir las
células cancerígenas.
Inmunoterapia y terapia dirigida:
El médico tratante puede enviarle medicamentos especiales para
fortalecer el sistema inmunológico y atacar de manera directa las
células cancerígenas.
El tratamiento del cáncer de ojo al igual que otras patologías crónicas debe estar a cargo de profesionales altamente calificados y con la utilización de tecnología de punta, con la finalidad de garantizar un diagnóstico y tratamiento idóneo que permita al paciente tener un buen estilo de vida. (I)