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Ecuador

Juramento a la Bandera: conoce a Aylin y Romina, abanderadas y jóvenes promesas de Guayaquil

Sus historias de vida y proyectos a futuro podrían inspirar a su generación y contar con apoyo para sus estudios.

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GUAYAQUIL/Marlyn Yánez

Entre libros y sueños enormes, Aylin Figueroa lleva la bandera del colegio Provincia de Bolívar como si cargara el orgullo de todo un salón. Cuando camina por los pasillos del plantel refleja no solo su esfuerzo personal, sino también la disciplina y el compromiso que sostiene día a día.

Su papel como abanderada es un reflejo de cómo equilibra estudios, familia y actividades extracurriculares con dedicación y constancia. Aylin tiene 17 años y mantiene un promedio de 9,98. “He dedicado mucho esfuerzo a cada feria, proyecto y actividad. Siempre me ha gustado destacarme”, contó, mientras organizaba sus apuntes.

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En casa, la familia es su motor. Su mamá le transmite valores sólidos y su hermana menor se ha convertido en una compañera inseparable: “Nos dividimos el trabajo en la casa, una lava platos, otra limpia la sala. Todo organizado con minis calendarios”, explicó Aylin, que deja ver cómo la cooperación y la organización familiar la ayudan a mantener el equilibrio entre responsabilidades y estudios.

A pesar de los múltiples obstáculos —pasantías, comités, ayudar al curso y responsabilidades familiares—, Aylin tiene un método que la mantiene enfocada: meditar, planificar y no dejarse caer.

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Cada mañana revisa su agenda, prioriza tareas y dedica tiempo a sus ‘hobbies’, como escribir o practicar actividades que la relajen y le permitan despejar la mente.

Su meta a futuro es convertirse en psicóloga clínica. “Quiero ayudar a los que no pueden expresar sus emociones, aportar a los que se sienten mal para que sepan que no están solos”, recalcó.

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Ha demostrado sensibilidad y compromiso con los demás. Su objetivo no es solo académico, sino también humano: aprender a acompañar y comprender a quienes enfrentan dificultades emocionales.

Aylin también tiene un mensaje para sus compañeros: “No dejen que una mala nota los defina. Hagan lo que les guste: música, ejercicio, escribir, lo que sirva para salir adelante”. Sus palabras reflejan la madurez con la que enfrenta la vida y cómo se ha convertido en un ejemplo de perseverancia y pasión por aprender cada día.

Romina Aguilera tiene grandes aspiraciones

Romina Aguilera, de la unidad educativa Vicente Rocafuerte, tiene 16 años y mantiene un promedio destacado de 9,97. Como abanderada, recorre el colegio con la cabeza en alto, consciente de la responsabilidad que implica portar el símbolo nacional en su colegio.

“Me siento muy feliz y sobre todo por el honor que se me ha dispensado. Es un orgullo para el colegio y para mi familia”, comentó Romina con una sonrisa, al reflejar el orgullo que siente por representar a sus compañeros.

Su motor diario está en su hogar. Su mamá le transmite valores sólidos, y su hermana se ha convertido en una guía adicional: “Han sido noches sin dormir, feriados que no pude disfrutar, paseos cancelados… pero todo valió la pena”, confesó.

Romina combina con disciplina los estudios, las tareas del colegio y las responsabilidades familiares; aprendió a equilibrar cada aspecto de su vida. En el ámbito académico, sus intereses se centran en las ciencias y la tecnología.

Sueña con estudiar Ingeniería en sistemas, una pasión que refleja su entusiasmo por la programación y lo técnico. En el colegio, además de informática, destaca en arte, matemáticas y biología, y muestra un perfil integral que combina creatividad y lógica.

Romina también participa en actividades extracurriculares y proyectos escolares, donde se esfuerza por aportar y aprender de cada experiencia. Para quienes se sienten desmotivados, ofrece un consejo alentador: “No se rindan, no se queden estancados, que piensen más allá de las cosas que pueden lograr.

Con esa mentalidad podrán creer en ustedes mismos y decir: ‘Sí quiero ser algo en la vida, tengo que salir adelante’”. Su compromiso y constancia han convertido a Romina en un referente dentro del colegio. No solo sobresale por sus calificaciones, sino también por su actitud para enfrentar desafíos académicos y personales.

(I)

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