Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, estas celebraciones se replicaron en la gran mayoría de las provincias del país. Miles de personas se volcaron a las calles de ciudades como Tartús, Latakia, Baniyas, Homs, Alepo, Idlib, Deir al Zur y Al Hasakah.
El Observatorio informó que, tras la caída de Al Asad, los rebeldes abrieron las puertas de varias “cárceles y centros de detención”, incluida la notoria prisión de Saydnaya, ubicada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, así como otras en Adra y Homs, liberando a miles de prisioneros.
Esto ocurrió a pesar de que la coalición rebelde islamista, liderada por el Organismo de Liberación del Levante, que tomó hoy el control de Damasco, decretó un toque de queda de trece horas en la capital siria.
"El Mando de Operaciones Militares declara un toque de queda en la ciudad de Damasco desde las 4 de la tarde hasta las 5 de la madrugada", informaron los rebeldes en un breve comunicado.
Esta es una de las primeras decisiones adoptadas por los insurgentes en la capital, quienes también instaron a respetar tanto la propiedad pública como la privada y a abstenerse de disparar.
Pero, ¿quién es Bachar al Asad?
Bachar al Asad, nacido en Damasco en 1965, estudió Medicina y se especializó en oftalmología en su ciudad natal, donde ejerció brevemente como médico militar tras completar sus estudios. Sin mostrar inicialmente interés por la política, decidió trasladarse a Londres para continuar su formación profesional.
Sin embargo, su vida dio un giro inesperado en 1994, cuando una tragedia familiar cambió su destino: su hermano mayor, Basel, considerado el heredero al poder de su padre, el entonces presidente sirio Hafez al Asad, falleció en un accidente de tráfico.
Tras la muerte de su hermano mayor, Bachar al Asad regresó a Siria a pedido de su padre, Hafez al Asad, para prepararse como su sucesor. Durante cinco años, acumuló experiencia militar y presencia en la vida pública.
En 2000, asumió el poder tras el fallecimiento de su padre, quien gobernó durante casi tres décadas tras un golpe de Estado. Aunque no era el heredero previsto, Bachar consolidó su posición, enfrentando revueltas, eliminando opositores y manteniéndose en el poder a pesar de una guerra civil que se extendió por más de una década.