Desde arquitectura colonial hasta rutas ancestrales: Amazonas como destino slow en Perú

El turismo slow (viaje lento) propone un modo de viaje que privilegia la calma y la experiencia directa con el destino. Esta corriente invita a recorrer cada lugar sin prisa, observar el entorno con atención y participar en actividades que reflejan la vida local. En este marco, la región Amazonas aparece como una opción para quienes buscan un recorrido pausado basado en naturaleza, cultura y prácticas cotidianas de sus comunidades. Su ubicación en el nororiente peruano permite un contacto más cercano con el territorio y con tradiciones que mantienen vigente la historia de la zona.

Chachapoyas, uno de los puntos más representativos, sorprende con calles tranquilas y arquitectura tradicional. Sus casas blancas y balcones de madera crean un ambiente ideal para recorrer sin apuro. La Plaza Mayor permite observar su pileta histórica y la Basílica Catedral San Juan Bautista mientras se disfruta un café cultivado en la zona.

Pasaje peatonal en el Jirón Amazonas de Chachapoyas.

La catarata Gocta destaca como uno de los grandes atractivos de Amazonas. El acceso parte de Cocachimba y avanza por un bosque nublado que muestra vegetación exuberante y sonidos propios de la selva andina. El sendero revela un paisaje cada vez más amplio hasta llegar a una caída de agua de 771 metros que impacta por su fuerza y belleza.

Catarata Gocta

Otra parada imperdible es Kuélap, conocida como la fortaleza de la cultura Chachapoya. Su posición estratégica en la cima de una montaña permite apreciar un entorno verde que envuelve estructuras circulares y muros monumentales. La quietud del lugar favorece un recorrido pausado que invita a imaginar la vida en esta antigua ciudad.

Fortaleza de Kuelap

A esto se suman los Sarcófagos de Karajía y los Mausoleos de Revash, ubicados en formaciones rocosas de difícil acceso. Ambos sitios muestran la cosmovisión funeraria de los Chachapoya y permiten observar paisajes profundos que combinan montaña, neblina y silencio. El ascenso resulta exigente, pero la vista y el valor histórico del conjunto compensan cada esfuerzo.

La región también ofrece alojamientos que se alinean con esta filosofía de viaje. Muchos hospedajes priorizan vistas hacia montañas o hacia la catarata Gocta y cuentan con terrazas y jardines diseñados para contemplar la niebla que sube cada tarde. Los visitantes pueden disfrutar bebidas tradicionales como el uvachado, además de platos preparados con insumos locales que destacan la gastronomía amazónica.

Vista de la Catarata de Gocta desde el Hotel Gocta Andes Lodge.

En el nororiente peruano, el turismo slow se vive como una invitación a conectar con el territorio. Los viajeros encuentran tiempo para observar detalles, entender historias y acercarse a la vida cotidiana de las comunidades. Cada actividad adquiere un valor especial por la calma que caracteriza a este destino del peruano.

Llegar desde Ecuador resulta sencillo. Las rutas incluyen vuelos desde Quito o Guayaquil hacia Lima, con conexión directa a Chachapoyas. Otra alternativa consiste en viajar a Jaén y continuar por vía terrestre. También existe la opción de ingresar por la frontera sur, vía Loja–La Balsa, avanzar hacia San Ignacio y continuar el trayecto hacia la capital regional. Estas opciones permiten incluir Amazonas dentro de un itinerario amplio desde Ecuador.

(I)