La historia de Furio Valbonesi, el padre de la primera dama de Ecuador

El estilo y buen gusto al vestir, así como su labor social, mantienen el foco en la primera dama Lavinia Valbonesi. La manabita ostenta el título de forma oficial, desde el 23 de noviembre, cuando su esposo Daniel Noboa se posesionó como presidente.

Pero, la joven de 25 años, también se muestra en redes sociales junto a su familia, en especial con el presidente y su hijo Alvarito. Son precisamente en estas fotos donde abundan los likes y los comentarios positivos.

En su feed de Instagram también hay imágenes junto a sus suegros Álvaro Noboa y Annabella Azín. Lo que no es posible encontrar son fotos con su madre Gloria, puesto que se distanciaron luego desde que Lavinia regresó de Australia, donde fue a hacer una pasantía.

A duras penas se pueden encontrar imágenes junto a su padre, Furio Valbonesi. El progenitor de Lavinia aparece en el video de boda con Daniel Noboa; también en un recuerdo de su infancia, que publicó el 12 de julio de 2020.

 

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La historia de Furio Valbonesi, padre de la primera dama

Furio nació en Livorno, Italia, hace ya 69 años. Obtuvo un máster en Relaciones Internacionales, en Francia. También es doctor en medicina.

Es cónsul honorario y habla siete idiomas, no acepta con facilidad que lo fotografíen. De hecho prefiere estar detrás del lente, no en vano fue reportero fotográfico del Khayan Evening Daily, en París. De ahí que se podría explicar las escasas fotos que tiene Lavinia con él.

Vivió en Nueva York, Estados Unidos, y durante algunos años en el Amazonas brasileño. Allí se enamoró de los barcos, que lo trajeron hasta las Islas Galápagos. Compró una granja y construyó su propio velero. Luego se ausentó de ‘Las encantadas’ para vivir en Malasia, Singapur y el Reino Unido.

Por los años 70 llegó a la isla Santa Cruz, en el cantón Puerto Ayora, donde conoció a la madre de Lavinia. Adquirió un terreno que cuenta con 200 hectáreas y construyó un restaurante al aire libre, pensado como un refugio VIP para turistas de la Costa, reseña Infobae.

Sin embargo, la desgracia tocó la puerta de Furio; el restaurante se quemó por completo a tres años de abrir. El italiano, quien no podía mantenerse quieto, tuvo que replantear su vida y vivir en dependencias franciscanas de la isla, haciendo "vida de monje".

Su carácter visionario lo llevó al siguiente nivel y con el pasar de los años su idea de negocio se transformó en una joya cinco estrellas: el Hotel Royal Palm, el mejor de las islas en la actualidad.

(E)