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Proyecto artístico anhela plasmar cien coloridos murales en todo Guayaquil

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Una ciudad sin arte es una ciudad muerta. Así de tajante es la idea urbana del muralista guayaquileño Iván Casanova, por ello quiere que la ciudad que lo vio nacer exhale color en cada espacio gris. De ahí surgió la idea plantearse la meta de plasmar al menos 100 murales en toda urbe porteña que acaba de cumplir 484 años de fundación.

Comenzó en Urdesa, su barrio predilecto. “La mayoría de murales que he hecho (hasta ahora) están en la zona de Urdesa porque últimamente he vivido ahí y es mi lugar favoritio de la ciudad porque vendría a ser como el nuevo centro, hay de todo un poco, es chévere, me gusta y me siento muy cómodo”, explica el joven que de sus 36 años lleva xx dedicándose al muralismo.

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En Lomas de Urdesa se aprecia su arte junto al de otros artistas. Fotos: Prisilla Jácome

Un gran robot apreciando una planta, un colorido hombre cuyo tercer ojo aprecia su corazón o una hormiga gigante que camina en un mar de hojas son algunos de los artes que Casanova ha regalado en distintos espacios del norte de la ciudad como Lomas de Urdesa. El artista pretende expandirse por todo Guayaquil, cambiando paredes grises o vetustas en verdaderas obras de arte.

La diversidad de color y el cuidado del detalle es lo que caracteriza su estilo que se enmarca en la categoría de Top surrealismo. “Lo que trato de hacer es estimular la creatividad de las personas, imagínate a las personas haciendo lo que deben hacer día a día en su oficina y que de repente pares y veas una imagen que se sale totalmente de tu realidad. Yo creo que esa pausa es crucial para tu día: te ayuda a seguir, estimula tu creatividad y también a que soluciones los problemas que tengas en tu día, en tu vida", expresa el artista.

“Pinto (murales) en Guayaquil porque es la ciudad en la donde yo nací y porque quiero aportar al arte”.
Iván Casanova
Muralista

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