Jesús Kahlo, entre Mafaldas y Fridas en la noche cuencana

Ajeno al frío y al murmullo de la noche, Jesús Mendoza pinta el rostro de Frida Kahlo con la facilidad de quien la conoce de memoria y la pasión de quien ama el personaje.

Para este pintor autodidacta, la autora mexicana es parte de su suerte e inspiración mientras se gana la vida vendiendo cuadros en la urbe cuencana.

"Con ella siento una conexión, inclusive firmo mis cuadros como Jesús Kahlo. Desde que llegué a Cuenca, los extranjeros la compran mucho, en especial los alemanes", cuenta Mendoza.

Cada noche, a partir de las 21h00, este abogado e inmigrante venezolano se sienta bajo uno de los portales del Seminario San Luis para pintar.

En ese punto privilegiado por el que todos los turistas transitan varias veces al día, Mendoza lleva un año sentado en suelo, conociendo a sus clientes. "Los ecuatorianos tienen mucho cariño a Mafalda. Los estadounidenses usualmente vienen a Cuenca luego de estar en Quito donde ya visitaron el museo de Guayasamín. Aquí vienen y me compran mis reproducciones", explica este nuevo admirador del principal pintor nacional.

Desde $4 se pueden comprar las pinturas sobre madera que en el suelo y telas expone Mendoza. Para él, la capital azuaya no solo representa trabajo sino un hogar que a cada trazo y noche quiere más.

"No me siento como otros extranjeros que llegan, venden y siguen su camino. A mí Cuenca me gusta, su gente ha sido muy amable, aprecian el trabajo. Me quiero quedar todo el tiempo que pueda", aseguró.

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