Comunidad
Fupec cumplió el sueño de una de sus pacientes
Un elegante vestido color rosa y una corona de flores sobre su cabello negro, lució Rocío Rivera en su boda eclesiástica.
Para ella, el 24 de enero no representó un día más en el calendario, sino una fecha especial en la cual cumplió su mayor anhelo junto a su compañero de vida, Carlos Bermeo.
Rocío padece de cáncer al hígado hace más de dos años, pero esta enfermedad no opacó su sonrisa y ganas de continuar en la lucha. Llena de nervios arribó al sitio de la celebración, donde la esperaron sus dos hijos de 18 y 15 años, familiares y amigos. Al bajar del auto, los allegados presurosos la fotografiaron, mientras ella extendía su vestido y posaba para las cámaras.
Una vez que sonó una suave melodía, la mujer tomó el brazo de su padre y caminó hacia el altar. Allí Carlos extendió su mano para recibirla. De inmediato el pastor empezó la ceremonia y llamó al amor, unión y compromiso “en las buenas y malas”. A pesar de escuchar con atención, Rocío y Carlos conocen muy bien de esto, pues en sus 23 años de matrimonio civil han enfrentado duras batallas.
La más difícil para los dos es la enfermedad de Rocío, en donde Carlos ha sido su principal pilar y apoyo, como ella misma lo dice.
El sueño de Rocío se cumplió gracias a la fundación Familias Unidas Por los Enfermos de Cáncer (Fupec), quienes cuentan con un equipo de psicología y trabajo social.
De esta manera se canalizó el sueño de una de sus pacientes.
Diego Jimbo, fundador de Fupec y coordinador nacional de Acuerdo contra el cáncer Ecuador, informó que estudiantes, además de instituciones educativas son parte del voluntariado.
En Fupec, además se brinda asesoría médica, legal y apoyo espiritual. (I)