Comunidad
Educadoras son madres por vocación
Los cuidan, miman y aman, a pesar no haberlos llevado 9 meses en su vientre. Se trata de las educadoras infantiles, que comparten parte de su vida y cariño con los pequeños estudiantes.
Para ellas, su profesión va más allá de impartir enseñanzas pedagógicas, pues también forman seres humanos de principios y valores.
Entre tiernas risas y dulces voces, en el Centro Municipal de Desarrollo Infantil Totoracocha, las ‘profes’ Sandra Pinduisaca y María Victoria Abad, cada mañana reciben a sus niños con un abrazo. Con algunos pasan 4 horas, mientras con otros, 8. En el transcurso de este tiempo, les indican cómo ir al baño, a hablar correctamente, los asean, están pendientes de la hora de la alimentación y los acuestan para que descansen. Es decir las mismas tareas que hace mamá. La profe Sandrita tiene tres retoños en casa (Juan Sebastián, Fernanda y Paúl) y 13 más en la escuela, estos últimos tienen 3 años.
Comenta que algunos incluso le dicen mamá, una palabra simple pero que la llena, porque da cuenta del inmenso cariño y confianza.
Otra ‘profe’ es María Victoria Abad, de 27 años de edad. Ella no tiene hijos de sangre pero sí de corazón. Aunque aún no quiere tener hijos, la joven dice que está preparada para ser madre, ya que a partir de su profesión adquiere nuevos aprendizajes todos los días.
Al terminar la jornada, Sandra y María Victoria van a casa con la satisfacción de haber cumplido con la tarea de ‘profe’ y mamá a la vez; y con ansias por ver a sus pequeños el día siguiente. (I)
Se desenvuelve hace seis años como educadora y en la actualidad está a cargo de 13 niños de 2 años (los más pequeños del Centro de Desarrollo Infantil).