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Comunidad

Atención médica, crucial durante las manifestaciones en Quito

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Durante los enfrentamientos, la ayuda humanitaria no ha sido respetada.

Traumatismos por perdigones, infecciones oculares por exposición prolongada al gas lacrimógeno, laceraciones y cansancio muscular, son las dolencias más comunes que se registran entre los indígenas y ciudadanos que participan en las protestas.

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Paramédicos, médicos, practicantes y sicólogos de varias instituciones se han desplegado para brindar ayuda humanitaria a los manifestantes con afectaciones. En cada centro de acogida, como la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), Universidad Católica (PUCE) y Universidad Central, se organizan internamente para dar atención médica a los heridos.

Sebastián García, paramédico, es una de las personas que brinda apoyo dentro de la UPS, donde alrededor de 5.000 indígenas se refugian. En ese lugar, afirma que entre 15 y 20 voluntarios se organizan para dar atención médica a quien lo requiera; en ese sentido, la ayuda no discrimina bandos.

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En videos y fotografías ha quedado registrada la labor imparcial de paramédicos, de varias instituciones, tanto a manifestantes como a policías y militares. Entre estos últimos son más comunes las quemaduras y traumatismos.

Por su parte, García cuenta que una de las situaciones más difíciles que han debido asumir, ha sido el traslado de pacientes a casas de salud. Si bien la fuerza pública y los participantes en marchas les brinda ayuda, también les han significado impedimentos para cumplir su trabajo.

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A pesar de que la movilización se la coordina con la Cruz Roja Ecuatoriana, el paso de sus unidades se ha visto afectado. "Tuvimos un caso de un niño con paro (…) lamentablemente, lanzaron bombas en el momento en el que estábamos en el traslado y tuvimos que sacarlo de ahí", recuerda el paramédico.

Durante los enfrentamientos los voluntarios atienden a los heridos en las calles o los llevan hasta las universidades. A partir de la hora del almuerzo, aprovechan para aliviarlos de los gases lacrimógenos. Luego de las manifestaciones, en brigadas, realizan barridos para reunir a los grupos, dar auxilio a quienes se encuentran en el Ágora de la Casa de la Cultura, o compartir insumos.

Los sicólogos reciben a quienes llegan en shock, a las personas que entran en pánico, o a quienes llegan a temer por su vida en el interior de los mismos "refugios".

Según cifras de la Defensoría del Pueblo, al momento se han contabilizado 5 fallecidos confirmados y más de 930 personas heridas, a nivel nacional. (I)

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