Comunidad
Anahí, una historia de inocencia, a la que el Municipio de Guayaquil le da un nuevo comienzo
Sentada en una escalera abrazando a ‘Tyson’, su pequeña mascota, estaba a la pequeña Anahí, con apenas seis años de edad, quien atraviesa una historia de vida junto a su padre, su único compañero.
Ambos, actualmente viven en las inmediaciones de unas plantaciones de banano en el kilómetro 28, de la vía a la costa, dentro de un terreno cuya infraestructura está cubierta por plásticos y enseres deteriorados.
Al conocer la historia de Anahí, el Municipio de Guayaquil a través de la Dirección de la Mujer y la Empresa Pública Municipal de Vivienda, realizó las gestiones pertinentes para brindar atención integral a la pequeña y su padre, a quienes sometieron a exámenes médicos, además de la donación de una vivienda en conjunto con la empresa privada, que permitirá a la pequeña Anahí habitar en un espacio adecuado. Con la presencia de la alcaldesa Cynthia Viteri, Anahí y su padre recibieron su nueva casa. "Esta historia llegó por personas que vieron a Anahí, que dormía es un lugar nada apropiado, que además era compartido por otras personas. Hoy, la unión de nuestras direcciones y quienes nos hicieron conocer el caso, han logrado que ella tenga un hogar digno; además hemos entregado línea blanca y, sobre todo, daremos el seguimiento necesario para que Anahí continúe su educación", recalcó la alcaldesa. Por su parte, Daniela Z., una vecina en el sector, expresó que siente mucha alegría de ver como la pequeña Anahí y su padre ya tienen un espacio propio.
"Soy madre, tengo dos hijos y no quisiera que nunca estén así. No venía frecuentemente (Anahí), pero cuando la vi, hicimos eco del caso, pero no pensé que la ayuda llegaría de inmediato", dijo la vecina.
Paulo, el papá de Anahí, es oriundo de Pedernales y migró a Cerecita hace ocho años. Sin embargo, por falta de oportunidades laborales y diferentes motivos personales, se trasladó a vivir con su pequeña hija a otro punto. “He tenido que dormir con mi hija en solares vacíos, donde apenas podía construir una choza”, reveló. Ante estas diferentes circunstancias, Anahí ríe con inocencia, mientras juega con los implementos donados por la Dirección de la Mujer y mira confiada a un futuro mejor, gracias a la acción solidaria de la alcaldesa, que impulsó esta nueva oportunidad para ella y su padre. (I)