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Afición por los clásicos Volkswagen marcan la historia ‘rodante’ de Jaime Escudero

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Tres opciones de vehículos rondaban la cabeza de Jaime Escudero, en 1980. Un Chevrolet Chevette, un San Remo y un ‘escarabajo’ se peleaban la opción de convertirse en el primer vehículo del joven que anhelaba ya tener su propio transporte. Un amigo vigilante le aconsejó que aprovechara la oportunidad y que adquiriese el Volkswagen; para ello […]

Jaime Escudero y su esposa, Cecilia Arias, mantienen con orgullo el primer vehículo que compraron en 1980: un Escarabajo. La Combi rojo vino la adquirieron hace cuatro años. Foto: Prisilla Jácome
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Tres opciones de vehículos rondaban la cabeza de Jaime Escudero, en 1980. Un Chevrolet Chevette, un San Remo y un ‘escarabajo’ se peleaban la opción de convertirse en el primer vehículo del joven que anhelaba ya tener su propio transporte. Un amigo vigilante le aconsejó que aprovechara la oportunidad y que adquiriese el Volkswagen; para ello le proporcionó toda cantidad de puntos a favor del vehículo, pero no terminaba convenciéndose de la idea. Su novia ne aquella época, y ahora esposa, tuvo la última palabra: el Volkswagen Tipo 1.

Su color negro, portabilidad y su estilo clásico fueron los atributos que resaltaron del resto y que hicieron que Cecilia Arias, y posteriormente él también, se enamorara del peculiar auto.

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La vida de Escudero y Arias pasó por el ‘Pichirilo’. Desde sus aventuras juveniles, pasando por su matrimonio hasta la colegiatura de sus tres hijos. Todo ello pasó al rodar del modelo alemán.

En un álbum familiar guardan la foro que evidencian que el ‘Pichirilo negro’ de ambos estuvo como testigo en su boda. Foto: Cortesía

¿Que si vendería el vehículo? Hoy el abogado ofrece un ‘no’ contundente. “Ese carro tiene mi época estudiantil, universitaria, donde han pasado compañeros que han sido jueces. En ese carro me he chocado, me he volcado y el carro sigue intacto, yo digo que como el whisky Johnny Walker, sigue adelante”, asegura el abogado sonriente y relata, además, que en el carro sus tres hijos viajaron en el vientre de su mamá y que incluso en él los tres aprendieron a conducir.

El valor sentimental se une a sus propiedades físicas. "El carro es totalmente económico, en lo repuesto hay gran diversidad, en mecánico también y por su porte usted encuentra puesto en cualquier lado", explica Escudero, casi justificando sus dos adquisiciones más de Volkswagen: un Pichirilo celeste, en  en 2014, y una Combi, en 2015.

Cecilia Arias y Jaime Escudero posan dentro del vehículo que adquirieron cuando ambos eran novios. Foto: Prisilla Jácome

"Tengo dos escarabajos, una combi, tengo un Aveo 2011, pero más me gusta andar en mis carritos porque esos ‘roban miradas’ y el otro no. Por donde usted va, así sea viejito o en las condiciones que esté, lo quedan mirando porque ya no encuentra muchos carros de estos", asegura, mencionando además que existe el juego tradicional del ‘Pichirilo’, lo cual lo hace sentirse responsable de los ‘cochachos’ de por diversión la gente se da.

El aprecio por la marca lo llevó, en 2016, a unirse al club Beetle Clan Guayaquil, mismo que hoy preside con gran orgullo. Afirma que las amistades que ha logrado crear en este espacio y la unión entre familias, es lo mejor que tiene este club que fue creado hace 14 años y que tiene alrededor de 60 integrantes. Entre todos reúnen entre 150 a 200 vehículos Volkswagen de distintos modelos. El primero que obtuvo Escudero (1955) sería el más vetusto de todos.

Escudero, quien es abogado, muestra la colección de autos a escala que posee en su hogar, en el norte de Guayaquil. Foto: Prisilla Jácome

Sin embargo, la pasión del profesional de las leyes por los vehículo no se limitó a los ejemplares normales de cuatro ruedas, sino que su afición también es a escala. Él posee decenas de vehículos de la misma marca ‘parqueados’ en una estantería de su hogar, en el norte de Guayaquil. Esta pasión, en miniatura, lo incluye además en el club Legión Escala Guayaquil.

Así, pues, los motores a escala y en tamaño real han calado en la vida de los Escudero Arias, quienes siempre han estado cruzados por estos clásicos que literalmente los ‘transportan’ de una memoria o recuerdo a otro. (I)

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